El viaje
Cirílico. Bus, mousaka, efkaristó; montañas, nieve, Delfos. Ruinas, oráculo, Dioses; olivos, niebla, parakaló. Bus, costa, Nafpaktós, castillo, puerto, ¡coño Cervantes!, ¡anda Lepanto! Kalimera, sol, bus, Galaxidi; relax, mar, pescado, edén; clic. Bus, Kalambaka, Metaxa, KO. Resaca, caminata, monasterios, atardecer, Meteora, ¡hooostia! Tren, Atenas, tzatziki, feta, mmmm. Acrópolis, Plaka, ¡Elare Malaka!
Protesto. Este "microrrelato" no tiene ni un verbo. De esa forma, dificil considerarlo relato. Te arriesgas a que te lluevan lluvias de palabras (50) con poco sentido.
ResponderEliminarOcuséyul.
Y disculpa el "lluevan lluvias"... ;)
ResponderEliminarEntiendo tu protesta. Sí que es un poco trampa esta forma de contar, pues más que exprimir el lenguaje lo anula, pero es verdad que está contando un viaje que empieza y acaba. Como experimento de formato de microrrelato me pareció interesante, pero creo (y espero) que no habrá más gente que apueste por este método. Por lo demás, siempre quedarán las redes sociales, los comentarios y las votaciones a final de mes para saber qué cala más entre el público.
EliminarA buen entendedor pocas palabras bastan... cualquiera que haya viajado a Grecia se sentirá identificado ;).
ResponderEliminarEn cuanto a "las normas", nunca han existido en la literatura y ejemplos de libros célebres "raros" hay mil. Verás el próximo que mande, jeje.
A mí gusto sí que es un relato. De hecho se suceden los lugares, la atmósfera, etc. Sin embargo, siento que ya se ha hecho antes. Siempre que se hace un juego a 50, 20, 500 palabras, aparece un relato así. Lo exige el alma humana. A partir de aquí ya hay que ser implacable con el que venga después con la misma idea ;)
ResponderEliminar"Mi viaje, casi identico". (@Didymyself)
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