Intolerante (Microtrilogía del desayuno III)
Parte del café se derramó sobre los resultados del laboratorio. Juan lo limpió como pudo y añadió leche al tazón. Bebió un largo sorbo y un intenso dolor oprimió sus entrañas. Debía ir al baño inmediatamente. Cogió el informe para leer algo. Había salido positivo. Tenía intolerancia a la lactosa.
Por algo se dice que dos son compañía y tres, multitud: ¡la leche se la jugó bien jugada!
ResponderEliminarUn desenlace a la altura de las expectativas. ¡Enhorabuena!
Un saludo.
Fina
¡Qué pena!, tan apetecible desayuno que termine en una incómoda travesía intestinal. Me pregunto qué fue del informe; no, no me contestes Notincgas. ;)
ResponderEliminarMe ha gustado este final. ¡Suerte!
Saludos.
Una buena culminación. ¡ Parejito el trío, ah !
ResponderEliminarRuperto
María Jesús, Fina, Ruperto, compañeros, gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarMás allá de cerrar la trilogía, este relato también pone de relieve la fragilidad de nuestras existencias. Vivimos en una aparente confortabilidad, pero todo puede irse al retrete de la noche a la mañana. No hay que dar nada por sentado.
Saludos.