Tiempo perdido
Trabaja en la sala de espera y todos se fijan en él. Los que llevan más prisa le miran con nerviosismo y los otros con aburrimiento o resignados; todos miran. Su parsimonia es exasperante al ejecutar su labor, sin inmutarse: camina lento el reloj, en la pared de una estación.
Estimado Beto: ¡Qué bueno eres!
ResponderEliminarEl título le viene a tu micro que ni pintado y luego, esas secuencias contadas con el ritmo que cada una precisa es una lección de alta escuela para los que admiramos tanto este blog, gracias a relatos como el tuyo.
¿Sabes de qué me he acordado? Del tiempo real e imaginario de San Agustín que me explicaban en las clases de Filosofía.
No se puede contar mejor la sensación que provoca un reloj según la situación del que lo mira: si llevas prisa va demasiado rápido y si toca una larga espera su lentitud te desespera.
Enhorabuena. Ha valido la pena pasarme por aquí a primera hora. Vaya regalo que me he encontrado.
Un fuerte abrazo.
Pablo.
Pablo, ¡qué puedo decir ante tanta amabilidad en tus palabras! Sólo puedo atinar a darte las gracias. A propósito de San Agustín, la idea de este microrrelato me surgió a partir de un pequeño debate que tuve con mi esposa; en el que ella me planteó la tesis de que no existe el pasado ni el futuro, solo el presente y que a partir de éste, todo está en la imaginación. Bueno, con algo hay que matar el tiempo, mientras nos tomamos un café.
EliminarMe sonrojo ante tus halagos y me complace que te hayan gustado estas 50 palabras.
Saludos.
Sí y hasta casi le echamos la culpa, si llegamos tarde, si los demás se retrasan... pobre, a partir de ahora le miraré con otros ojos.
ResponderEliminarExquisitamente narrado, simpático y real.
Un abrazo, amigo.
Rosy, mi querida amiga, tratamos al tiempo como a nuestro enemigo, pero él lo único que nos pide es que lo utilicemos bien, y nos empeñamos en no hacerle caso. Gracias por pre-miarme con sus comentarios.
EliminarSaludos.
Buenísimo micro!!! Me ha encantado. Besos
ResponderEliminarGracias Carmen, a mí me ha encantado que haya pasado a leerme y dejar su comentario.
EliminarSaludos.
El reloj, siempre centinela, marcando nuestra vida.
ResponderEliminarOriginal punto de vista.
Suerte
Cierto, María Jesús, el reloj es un centinela implacable, algunas veces desesperante. Gracias por pasar y dejar su comentario.
EliminarSaludos.
Camina lento, pero inexorable, su presencia constante recuerda que el tiempo es el mismo para todos, por mucho que los seres inquietos de la estación quieran alargarlo con sus prisas y movimientos. Un personaje universal y siempre presente, con la suficiente importancia como para dedicarle cincuenta palabras tan bien hiladas como tú sabes hacerlo.
ResponderEliminarUn abrazo, Beto
Ángel, amigo, tus análisis, igual que tu escritura, siempre son certeros y dan en el blanco. Agradezco tus elogios para lo que escribo, tus palabras son motivadoras.
EliminarSaludos.
Y sin inmutarse dirige con sus manecillas la melodía que nunca vuelve a sonar igual, perdida entre suspiros de impaciencia o resignación.
ResponderEliminarMuy bonito, Beto.
El tiempo pasa rápido, cuando se lee un comentario como éste, poesía pura. Gracias Patricia, ¡qué bonitas palabras!
EliminarSaludos.
Querido Beto, ¡qué bien expresado! Y qué injustos todos los que le miran, ninguno expresa su gratitud por hacer tan bien su trabajo y estar informados de la hora exacta.
ResponderEliminarUn beso.
Malu.
Hola Malú, todos queremos que el tiempo se adapte a nuestros caprichos y, dependiendo de nuestra situación particular, queremos que avance de prisa o lentamente. Él no cambia, sólo quiere que lo aprovechemos de la mejor manera. Gracias por premiarme con sus comentarios.
EliminarSaludos.
¡Qué diferentes maneras de percibir el paso del tiempo según las circunstancias en las que nos movamos! Y sin embargo ahí está, imparcial, independiente, discurriendo ajeno a nuestros problemas, a nuestras urgencias o a nuestra apatía. Casualmente, yo también escribí hace poco un micro, algo más extenso, sobre el mismo tema para otra página, y le puse exactamente el mismo título que el tuyo, aunque de lo que yo hablaba era de cómo contemplaba el paso del tiempo una pobre mente paranoica.
ResponderEliminarMe ha gustado tu visión, Beto. Este tiempo ha sido, sin duda, muy provechoso.
Un saludo.
“…el tiempo, el implacable…” a todos nos dice: aquí estoy, soy tuyo; de ti depende cómo me uses y son pocos los que, realmente lo aprovechan. Gracias Mª Jesús por su acertado comentario. Algunos dicen que ya todo está escrito y por eso se dan esas coincidencias en ciertos temas e ideas. Creo que todos agradeceríamos el enlace a ese “Tiempo perdido” que ha escrito, seguro que es un estupendo relato. Muy contento con su visita.
EliminarSaludos.
Querido amigo, ya considero un atrevimiento mencionar otra página en esta, aunque sé que a ambas las une cierta amistad o afinidad entre sus creadores. Simplemente quise comentar la coincidencia en el tema y en el título. Así que dejémoslo así y disfrutemos de tu micro, sin salirnos del espacio en el que tan felizmente nos reunimos.
EliminarUn saludo, Beto.
Releyendo tu estupendo micro, me ha dado por pensar que los seres humanos somos, en verdad, muy pretenciosos. Medimos el tiempo confinándolo en un círculo, como si pudiéramos encerrarlo, como si fuéramos sus dueños; y, sin embargo, los esclavos del tiempo somos nosotros.
ResponderEliminarSaludos, Beto
Muy cierto Notincgas. Hay mucha profundidad en tu reflexión. Definitivamente, el tiempo nos manipula a su antojo. Gracias por la amabilidad de tus palabras.
EliminarSaludos.
La relatividad observada por el único que no se rige por ella, el reloj, que siempre vive el tiempo de la misma manera. Un micro muy curioso y original, Beto. Un saludo.
ResponderEliminarMatrioska, ¡qué bueno que menciona la relatividad del tiempo! Esto dice la http://es.wikipedia.org/wiki/Dilataci%C3%B3n_del_tiempo al respecto: “La dilatación del tiempo es el fenómeno predicho por la teoría de la relatividad, por el cual un observador observa que el reloj de otro (un reloj físicamente idéntico al suyo) está marcando el tiempo a un ritmo menor que el que mide su reloj. Esto se suele interpretar normalmente como que el tiempo se ha ralentizado para el otro reloj, pero eso es cierto solamente en el contexto del sistema de referencia del observador. Localmente, el tiempo siempre está pasando al mismo ritmo. El fenómeno de la dilatación del tiempo se aplica a cualquier proceso que manifieste cambios a través del tiempo.”
EliminarGracias por la lectura y el comentario.
Saludos.
La obsesión humana por el paso del tiempo centrada en el artilugio (¿podríamos llamarlo invento?) que lo marca aunque no lo domina.
ResponderEliminarBuen micro, Beto. Va mi "Me gusta" y con él un fuerte abrazo... intemporal.
Una característica humana es que buscamos dominar todo. Con nuestro complejo de especie superior queremos controlar el tiempo a nuestro antojo e incluso tenemos la pretensión de detenerlo. Gracias José Antonio, por tus palabras y por creer que este micro es bueno.
EliminarTambién te dejo un abrazo y mis saludos.
El reloj es como el mensajero, ¿a quién si no le vamos a echar la culpa?
ResponderEliminarMe encanta la escena: sala de espera, ruido de trenes, miradas huidizas, altavoces parlantes, trajín de gente, periódicos doblados,...
También tú has ejecutado muy bien tu labor.
Un saludo, Beto.
Alguien tiene que tener la culpa, por nuestro “Tiempo perdido” y todos creemos que es el reloj, incluso lo maldecimos en algunas circunstancias: “ese m… reloj no avanza”. Margarita, ha descrito muy bien la escena de cualquier estación o aeropuerto. Gracias por la amabilidad de su comentario.
EliminarSaludos.
Estimado Sr. Beto, los grandes temas siempre hacen pensar y generan interesantísimos comentarios, sobre todo si están bien tratados, como en este caso. Yo me regunto si el tiempo, o al menos la idea sobre su lentitud o rapidez, es igual para aquellos que prescinden de los relojes, bien por hábitos propios o por vivir lejos del mundo civilizado.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu relato y gracias por tu exquisito trato con todo el que lo visita.
Enrique.
Hola Enrique, buena observación la que haces. Yo creo que todos adaptamos el tiempo a nuestras circunstancias particulares y por eso es que lo percibimos como si avanzara a una velocidad variable; supongo que para una persona con reloj el tiempo puede tener una velocidad constante, pero una persona sin reloj y encerrada en algún lugar, el tiempo puede ser estático. Bueno, esto es una simple divagación al respecto. Me siento honrado con tu visita, muchas gracias por acercarte a leer mi microrrelato y por tus amables palabras.
ResponderEliminarSaludos.
Todos le miran, pero él, lejos de vanagloriarse, se ríe, y con parsimonia dirige el tempo de sus vidas. Gran relato, Beto. Un abrazo.
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