Epílogo (Serie micro-cromática: Azul)
Liviano. Esa era la palabra que había estado buscando durante la ascensión.
Más allá, bajo las nubes, distinguió su cuerpo, como una isla desierta en el infinito mar.
—Nada temas —dijo una voz—. Ya no lo necesitarás más.
Bañada por aquella plácida luz azulada, su amada le sonreía. Eterna. Feliz.
Más allá, bajo las nubes, distinguió su cuerpo, como una isla desierta en el infinito mar.
—Nada temas —dijo una voz—. Ya no lo necesitarás más.
Bañada por aquella plácida luz azulada, su amada le sonreía. Eterna. Feliz.
Precioso epílogo para una serie de ensueño. Ha sido un gran regalo, amigo Notincgas.
ResponderEliminarMis respetos y todos mis aplausos para ti y tu pluma.
Un abrazo.
Pablo.
Gracias, Pablo. El verdadero regalo es poder compartir esta página con todos vosotros.
EliminarAbrazo fuerte.
Paz. Eso es lo que me transmite tu hermoso micro. Ha sido un placer leerte, Notincgas.
ResponderEliminarUn beso.
El placer es mío, Sandra.
EliminarMuchas gracias por tus palabras.
Besos
Cielo y mar como el compendio azul del final de una vida y del reencuentro más allá del arcoíris.
ResponderEliminarUn relato que te invita a tomar aire para después exhalarlo dejándote el horizonte en el pecho.
Un final a la altura de tu magnífica serie.
Un saludo, Notincgas.
Te confieso, Antonio, que una de las cosas que más me ha complacido de escribir esta serie han sido tus comentarios. ¡Son tan bellos!
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
Toda la pena del mundo por el fin de esta serie...
ResponderEliminarTodos han sido maravillosos y el epílogo no podía ser de otra manera. Me quedo con esa plácida luz azulada, eterna y feliz.
Un beso fuerte y esperando a ver con qué nos sorprendes para la próxima entrega.
Malu.
Arriba los corazones, que quedan muchas historias por contar.
EliminarY otro beso fuerte para ti, Malu.
Bien está lo que bien acaba, pero es una lástima que se termine este maravilloso arco iris que poco a poco, mes a mes, has ido desgranando. Ocho historias que en realidad son la misma, una vida que, como la mayoría, pasa por todos los tonos de la escala cromática.
ResponderEliminarEs decisión tuya, pero yo también te animo a que inicies alguna otra serie, estoy dispuesto a recoger firmas.
Un abrazo
Ah, mi estimado Ángel. Una parte de esta serie os la debo a vosotros, pues con vuestros comentarios me habéis dado alas para completarla.
EliminarEn cuanto a empezar otra serie, a ver qué dicen las musas.
Abrazo fuerte.
Un delicado y precioso final, que nos compensa un poco de la angustia sufrida en tu anterior relato (amarillo). Enhorabuena, finalmente, por tu espléndido trabajo, en el que nos has pintado una historia completa, con tu personal paleta de colores, eligiendo los tonos y los matices precisos para resaltar cada uno los momentos relatados.
ResponderEliminarUn caluroso abrazo, amigo Notincgas.
Pues ya puedes añadir a la serie el color del arrebol que se ha instalado en mis mejillas al leer tus palabras, Mª Jesús.
EliminarOtro abrazo para ti, pero yo te lo envío con aire acondicionado.
Con este epílogo has logrado que la pantalla del ordenador desprenda el mismo aroma que mis libros desgastados.
ResponderEliminarLetras livianas las tuyas, Notincgas, pintor de historias. Cierro los ojos y saboreo tus palabras recostada sobre un colchón de nubes.
Me decís unas cosas tan bonitas que no sé ni qué decir.
EliminarLo que sí sé es que eso de pintor de historias me lo guardo en un rinconcito de mi corazón. Gracias, Margarita.
Un gran final para una gran serie. Me parece que esa alma liviana que se ele-va, es la de un hombre que se ha suicidado, para reunirse con su amada. Muestra alguna indecisión y, quizá, quiere volver al cuerpo; pero ella lo tran-quiliza, ha logrado su objetivo. Notincgas, perdona mi divagación, pero es que en este relato, tan hermosamente narrado, caben muchas historias.
ResponderEliminarSaludos.
Tuyo es el relato, apreciado Beto, y tuya la interpretación.
EliminarDe todos modos, te invito a leerlo también como el capítulo final de una serie ordenada cronológicamente, justo después del amarillo.
Saludos
¡Plas, plas, plas! Enhorabuena por este apacible final y por las anteriores entregas.
ResponderEliminarUn saludo, Notincgas.
Saludos, Fina y gracias por tan onomatopéyicos halagos.
EliminarNos has reglado con tu serie de relatos un caleidoscopio de palabras, colores y emociones. Se merecía este broche final. Enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Salvador. Como he dicho más arriba, el regalo para mi es la posibilidad de asomarme a esta página.
EliminarAbrazo
A mí el color azul siempre me ha relajado. Si además tengo ocasión, gracias a ti, de verlo, de sentirlo, mientras leo un microrrelato, entro entonces en otro plano, por encima del real.
ResponderEliminar¡Soberbio micro, Notincgas! Un magnífico broche para una serie colorista que, desde el primer color, me ha atrapado.
Un saludo. Y por supuesto, va mi "Me gusta" y mis aplausos más efusivos.
José Antonio, vaya contigo, si me permites el parafraseo, mi gratitud, además de mis respetos por tus buenas letras.
EliminarSaludos, amigo.
Un azul potente, potentísimo. Y precioso. Me gusta mucho.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias también a ti, Paloma, por tus elogios.
EliminarSaludos cordiales.
Sí, al cielo nos has acabado llevando después de pasar por algún que otro infierno y adentrarnos en los placeres y dolores de unas vidas ajenas que ya son nuestras, ocho vidas que bien podrían ser solo una, como un rayo de luz blanca que ilumina 50.
ResponderEliminarEnhorabuena de todo corazón, Notinc, porque has creado una serie enorme en todos los aspectos. Este azul ha sido como un bálsamo necesario, extremadamente gratificante. Gracias y un abrazo.
Enrique.
Una vez más, gracias por tus amables y bellísimas palabras, Enrique.
ResponderEliminarVisto en perspectiva, desde el punto de vista de la creación literaria, ha sido un acierto la serie de los colores, pues me ha permitido transitar, como apuntas, por distintas vidas, y pintar emociones, sentimientos y situaciones de lo más variadas.
En fin, estoy muy contento.
Un abrazo grande.
Un gran colofón para una serie cromática de lo más heterogénea. Has escogido para finalizar ese azul tranquilizador tan acertado y que nos deja un poso de paz y regustillo a tus lectores. Un saludo, Notingas, y felicidades.
ResponderEliminarPaz. En cierto modo este final era, efectivamente, para quedar en paz con la serie.
ResponderEliminarGracias por compartir tus impresiones, Matrioska, y saludos cordiales.