Azul y negro (III)
El agua mojó el bajo de su vestido negro, miró al horizonte de aquel al que llamaban "el azul" y pudo sentir un dolor tan fuerte como la marea. Los últimos recuerdos de él, un beso rápido de hijo adolescente y el brillo de sus ojos negros llenos de ilusiones.
Quizá esa negra melancolía que se percibe sea la de una madre, la de todas las madres, cuando sus hijos dejan el nido para buscar su destino, representado por el ancho horizonte azul que transmite los ecos del recuerdo en la marea.
ResponderEliminarPero no sé, quizá sea algo más que melancolía, quizá fue el destino el que le encontró a él...
Un relato muy bonito, Carmen. Enhorabuena.
Un abrazo
Muchas gracias Antonio. Me gusta tú respuesta al relato. En realidad, en eso consiste escribir y ofrecer lo escrito, en que nos lleguen diferentes mensajes y hagamos interpretaciones. La tuya me encanta. Gracias por asomarte a leer. Besos
EliminarSigues con tu saga de inmensos azules, Carmen, llenando el mar bravo de dulces mensajes que no necesitan de una botella.
ResponderEliminarConseguirás domarlo, estoy segura.
Un beso
Ojalá sea posible... Gracias Margarita un abrazote enorme y mil besos azules y blancos...
EliminarSiempre el mar, Carmen. Muy poético y hermoso. Y melancólico también, que en cincuenta palabras cabe todo.
ResponderEliminarUn beso.
Pablo
Siempre ese mar azul hermoso y doloroso a la vez. Gracias por asomarte y comentar. Un abrazote enorme y muchos besos.
EliminarCarmen preciosas tus letras como siempre, cuantas madres ven hoy en día partir a sus hijos en busca de un mundo mejor. Muchos vuelven, pero cuantos quedan en el camino, pero siempre una madre sentirá un dolor en su corazón.
ResponderEliminarCarmen tus 50 palabras son muy emotivas.
Me ha gustado mucho, felicidades y esperando tu próximo relato.
Un beso.
Gracias amigo siempre por tus bonitas palabras hacia mis letras. Es doloroso ese mar azul para muchas madres y padres... Y no parará de llevarse vidas con la marea... Besitos
EliminarCarmen, a través de tus hermosas palabras, he visto el dolor de una madre al despedir a su hijo adolescente al emprender un peligroso viaje por mar. He visto la patera en la que se va a subir y que no sabemos si llegará sano y salvo a su destino. Emocionas con tus 50 palabras y cada día. Excelente amiga! Besos
ResponderEliminarGracias amiga. Ese vestido negro de una madre que no tiene noticias o que las tiene y no son buenas es desgarrador. Así es la vida, dura y desgarradora. Un besico amiga!!!
EliminarComparto al cien por cien la interpretación que ha hecho Pilar Alejos de este estupendo microrrelato. Creo que valdría también para cualquier despedida entre dos personas que se quieren y cuya separación tiene un futuro incierto. Pero eso sería en sentido metafórico. Me quedo con la idea de esa madre que acompaña a su hijo en un peligroso viaje por mar que nadie sabe como podrá terminar.
ResponderEliminarVa mi me gusta, Carmen, porque has sabido atrapar en tus cincuenta palabras la angustia de una madre.
Enhorabuena y un saludo.
Muchas gracias José Antonio. Eso quise describir, el dolor de perder... Un abrazote.
EliminarUna distancia que se abre, triste y azul, como el inmenso mar y las olas del destino.
ResponderEliminarEstupendo, Carmen, con la gran profundidad de sentimientos que te caracteriza.
Abrazos.
Una distancia enorme Vicente... Gracias por tu hermoso comentario hacia mí. Un besote
EliminarUna distancia enorme Vicente... Gracias por tu hermoso comentario hacia mí. Un besote
EliminarEstás escribiendo una serie preciosa, Carmen. Muy triste, sí, pero vivimos momentos duros y la realidad nos invade hasta el alma.
ResponderEliminarUn beso muy fuerte y conmovido.
Un Besazo Patricia. La realidad siempre supera la ficción, por desgracia. Graciassss.
EliminarComo ha dicho Patricia, es una serie plagada de historias humanas. Unas tendrán un final feliz, con sus objetivos alcanzados y quizá con posteriores reencuentros, otras acabarán en tragedia y llanto por lo que no puedo ser.
ResponderEliminarPero todas tocan los sentimientos y nos hacen empalizar con sus protagonistas anónimos.
Un beso, Carmen.
Quiero decir empatizar, perdonad la errata.
EliminarGracias Asun. La realidad humana me conmueve. Me alegra que os guste la serie, es una forma de levantar la voz por esas almas olvidadas... Un abrazo grande.
EliminarCarmen, me ha encantado. Me quedo con mi primera sensación, la fuerza y el ímpetu de muchos jóvenes por alcanzar un futuro mejor para ellos y sus familias, que se quedan con la incertidumbre y la tristeza ante ese esquivo y peligroso paraíso. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Salvador. Acertada sensación la que has tenido... Los colores y los sentimientos están siempre unidos a las realidades. Un abrazo enorme.
EliminarEse mar que parece una promesa, con un color azul verdoso que llama a la esperanza: ese regusto negro que, al mismo tiempo, queda en quien despide a quien más quiere hacia un futuro incierto. Dos tonalidades que conviven al mismo tiempo, cualquiera de las dos puede imponerse, esperemos que sea la primera para esos personajes, como también confiamos en que no dejes de desplegar tus colores en unas letras llenas de sensibilidad.
ResponderEliminarUn abrazo, Carmen
Gracias amigo Ángel. Siempre tan acertado en tus comentarios y siempre animandome a seguir. Un Besazo!!!
EliminarY sigues con tus azules. Y con estas tristes, casi documentales, historias que me gustan tanto, y que tanto me estremecen.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sigo con mis azules y le mezclo colores. Me alegra que te guste. Mil gracias Rosy. Besillosssssss
EliminarQuerida Carmen, me maravilla cómo manejas los colores, especialmente el azul del mar o del océano, unido a esos viajes esperanzadores.
ResponderEliminarEnhorabuena por tus letras y gracias por regalarnos tanta sensibilidad mes a mes.
Un beso fuerte.
Malu.
Gracias Malu. Intento poner color a la triste realidad. Un abrazo enorme!!!
Eliminar¿Y la acogió el mar , después de la pérdida de su hijo? Que pena de vestido negro. Que bonito el juego de colores y metáforas, y el de lo que se dice y se calla en el relato. Bien, bien bien.
ResponderEliminarGracias José María. Me gusta tú comentario, es cierto que calla más de lo que cuenta. Así es la realidad. Un abrazo grande!!!
EliminarPrecioso relato, Carmen, que vale la pena leer y releer, para apreciar sus matices, su cadencia y su suave vaivén que te invita a dejarse llevar por él.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Como el vaivén de las olas que invitan a soñar. Gracias mil. Besazossss.
EliminarUno de esos relatos que te dejan observando la pantallita porque no quieres limitarte a darle al botoncito del "Me gusta", mas no alcanzas a encontrar las palabras justas que plasmen lo que has sentido al leerlo. En verdad que calificativos como emotivo, triste y hermoso saben a bien poco. Felicidades, Carmen.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias Finapor tan bonitos calificativos. Me alegra que te guste. Un abrazo grande.
EliminarEl dolor de la madre por la despedida sólo se compensa por ese brillo en los ojos ilusionados del hijo. Pero el negro se va tragando al azul en su dilatada inmensidad, sin remedio, casi sin esperanza.
ResponderEliminarUn relato que derrocha sensibilidad, Carmen. ¡Felicidades!
Un abrazo.
Gracias María Jesús. El negro siempre lo oscurece todo!!! Un abrazo grande.
EliminarUn micro muy triste, Carmen. Expresas el dolor de esa madre con tanta belleza que, tras leerlo, se queda dentro una sensación extraña. Me ha gustado mucho cómo lo has narrado. Un beso y felicidades.
ResponderEliminarMil gracias Matrioska. La triste realidad de tanta gente!!! Un abrazote.
EliminarPrecioso, Carmen, desde el principio, aunque la última frase, la de los recuerdos, me parece maravillosa. Me quedo sobre todo con ese "beso rápido de adolescente" que viene a marcar la distancia emocional que suele existir entre dos roles tan diferentes.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
Gracias Enrique. Me gusta tú comentario. Es tan real esa distancia!!! Mucho más que el otro lado del mar. Un abrazo.
EliminarHermoso, Carmen. Logras transmitir perfectamente el dolor de una madre que ve partir a su hijo hacia un destino que, aunque promete ser mejor, es tan incierto como el mar.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Sandra. Me alegra que te guste. Es difícil ponerse en la piel de esas madres pero lo intentamos. Un Besazo.
EliminarEl color negro del vestido no presagia nada bueno... ("los últimos recuerdos" tampoco).
ResponderEliminarEl mar, tan precioso y a veces tan despiadado. Nos llegan tantas historias con final triste... Esperemos que sean más las de color azul claro, que las de negro.
Un abrazo.
Carme.
Ojalá así fuera... Besazossss y mil gracias.
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