La culpa
Estropajos de aluminio, piedra pómez… todo lo había probado, pero no pudo hacer desaparecer la mancha que tenía en el cara. "Hay culpas que ni el fuego puede eliminar", le dijo el cirujano plástico quien, después de estudiar detenidamente su caso, rendido, no pudo hacer más que recomendarle un burka.
El refranero es muy sabio, pero pocas veces tiene más razón que cuando dice que "la cara es el espejo del alma", algo que narró genialmente Oscar Wilde en "El retrato de Dorian Gray", pero, si me lo permites y salvando las distancias, tú también lo haces muy bien, basándote en la evidencia de que no hay profesional ni Photosop que elimine totalmente los surcos que produce la culpa.
ResponderEliminarUn abrazo, Luis. Felices fiestas.
No puedo dejar pasar la oportunidad de felicitarte también las fiestas. Ángel, sabes que eres uno de mis referentes, y tú siempre con tu cirugía, y no plástica, precisamente.
EliminarUn abrazo enorme, y felicidades por tus últimos recnocimientos
Me ha gustado mucho tu relato, Luis. Siempre sabes domar las palabras para llevarnos de la mano al final de la historia de una forma muy elegante.
ResponderEliminarLa cara es el espejo del alma y la culpa es un sentimiento que se tatúa en el rostro.
Me ha gustado mucho.
Un abrazo.
Pablo.
Pablo, gracias por tus comentarios. Aprovecho también para felicitarte personalmente las Pascuas. Un abrazo enorme.
Eliminar«Por sus garras se conoce al león». Dudo que esta cirugía, además de resultar incapaz de restaurar un rostro culpable, pueda hacer que este mal espíritu enderece su camino.
ResponderEliminarEstupendo, Luis.
Saludos.
Celebro que te guste, Vicente. Un festivo y especial abrazo.
ResponderEliminarLa culpa crea estigmas que no desaparecen ni por la acción del fuego ni por la de un bisturí. Se podría añadir también a la recomendación del cirujano un buen pasamontañas. Como nos tienes acostumbrados, nos regalas un gran micro, Luis. Un beso y felicidades.
ResponderEliminarLa pena es que a muchos culpables, y no arrepentidos, no les salgan manchas en la cara. Algunos parecerían dálmatas. Esperemos que, por lo menos, les pese un poco la conciencia.
ResponderEliminarBuen micro, Luis. Felices Navidades y un abrazo.
Hola, Matrioska, felices fiestas. Siento no haber departido contigo más tiempo el día de la quedada. Me alegro de que te guste.
ResponderEliminarUn beso.
¡Juana! otra alegría. Llevo buena tarde de alegrías, porque además me acaban de comunicar otro premio en Almansa, pero os aseguro que vuestros comentarios me alegran por lo menos lo mismo.
ResponderEliminarUn beso y felices fiestas.
Luís, las manchas de conciencia son imposibles de limpiar y además duelen. Muy bueno tu micro, debería servir para hacer reflexionar a muchos, cuya culpa no les deja dormir. Enhorabuena! Besos
ResponderEliminarHola, Pilar. Supongo que un burka puede ser un remedio. Conozco otros como el mudarse donde no te conozcan, la celosías de una clausura...En fin, que no hay nada como una mirada limpia.
EliminarUn beso, gracias, y felices fiestas.
Es lo que tienen las caras de cemento armado, que las marcas de culpabilidad se quedan incrustadas y ni nanas ni ná. Según dónde la tenga puede probar a dejarse barba, como algunos que se van a ir el lunes al paro.
ResponderEliminarBeso a usted la mano, D. Luis.
No sé si, darte la mano ni arrimarme mucho Patricia, que me río yo del sexo débil.
EliminarBueeeeno, vaaaale, si eres tú me dejo. Un beso.
Por cierto, podemos tener la imagen que queramos pero tú y yo tenemos el mismo "fondo", ¿no?
EliminarSí, el fondo es el mismo, pero yo es que pienso con los pies. Así me va.
EliminarNo obstante, no seas cobardica y dame también un abrazo, que hace frío.
Allá te van doscientos, patricia.
EliminarQuerido Luis, es que hay cosas que ni con cirugía, yo creo que ni volviendo a nacer, fíjate ...
ResponderEliminarTe felicito por tu genialidad, originalidad y buen hacer en este rincón y con este y todos los relatos que nos regalas.
Un beso fuerte, Feliz Navidad y todo lo mejor en 2016 para ti y los tuyos, Luis.
Malu.
¡Ay, Malu, qué haría yo si no te viera de vez en cuando, aunque en esta foto no se te vean bien los ojos. Bueno los recuerdo perfectamente.
EliminarGracias y feliz Navidad. Doce besos.
Sí, Luis, hay culpas que son indelebles y que no manera de ocultar
ResponderEliminarGenial relato. Un abrazo navideño
Hola Belén. Por cierto, creo recordar que la semana siguiente de darte yo "tu primicia", ganaste otro Wonderland.
EliminarFelicidades, y me alegro enormemente.
Un beso y felices fiestas.
Felicidades por el relato, Luis, da mucho que pensar. ¿El protagonista es hombre o mujer? Porque más de uno deberían ponerse burka para ocultarse, hay que ver lo feos que somos algunos.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte.
Observación aguda y no contemplada, sí señor. En fin, defendiendo este lapsus, podremos decir que estaría bueno que el cirujano lo recomendase siendo varón el interfecto. Su remedio cobraría dimensiones absoluta.
EliminarUn a brazo, Fernando, Amigo". A ver si aprendo a moverme con el Facebook ese.
Feliz Navidad
Pues no le quedan más opciones, así que va a tener que comprarse el burka ya.
ResponderEliminarUn abrazo, Luis, y felices fiestas.
GRacias, Asun. Felices fiestas igualmente. No quiero ni pensar lo que puede esconder un burka. También belleza, por supuesto, lo que representaría un acto de crueldad y egoísmo añadido...
EliminarBesos
La culpabilidad y las cicatrices del alma solo desaparecen con acciones que equilibren la culpa. Me ha gustado mucho, Luis. Un abrazo y felices fiestas.
ResponderEliminarMucho insistimos en lo de "la cara es el espejo del alma..." Se me ocurre pensar que si le hubiera puesto otro título... Jejejeje.
Eliminar¿Con qué nos hubiéramos quedado? PUES QUE ERA MÁS FEA QUE FRANCISCO PICIO, y nada más. (Ah, la importancia del título!) Bueno, que me divierto yo solito con mi imaginación.
Un abrazo, Salvador, y felices fiestas.
Dicen que luego de determinada edad cada uno tiene la cara que se merece. No quiero ni imaginar el motivo de la culpa de tu protagonista.
ResponderEliminarMuy bueno, Luis.
Un beso y ¡felices fiestas!
¡Hola, Sandra! Mi amiga de allende los mares. Gracias, un beso y felices fiestas. Oye, déjame que asimile tu relato, porque me ha dejado un poco desconcertado. Bonito sí, pero complicado. Veo tantas lecturas...
ResponderEliminarBesos
Pues todavía tiene suerte tu protagonista, pues el hecho de sentirse culpable significa que todavía tiene un tanto de humanidad. Los malos, malos de verdad son los que ya no sienten culpa alguna.
ResponderEliminarSaludos cordiales, Luis
Cierto, Carles. Gracias y un abrazo. Feliz Navidad
EliminarCoincido con Notincgas: si busca desesperadamente deshacerse de esa mancha culpable, es que existe remordimiento y, quizá, hasta propósito de enmienda.
ResponderEliminarUn abrazo navideño, Luis
Hola, Margarita. Fíjate, que lo que se me ocurrió como un chiste sencillo e intrascendente (era una simple cuestión estética)...
EliminarFeliz Navidad.
Por cierto, tú sí que mereces felicitaciones.
Besicos
Cuando la culpa se refleja en el rostro no hay quien pueda ocultarlo. Una solución para el exterior aunque el interior siga igual de culpable y de negro.
ResponderEliminarGenial 50 como ya os tienes acostumbrados.Un gusto leerte.
un abrazo luis.
Hola, Mª Belén. Me quedé con ganas de charlar más contigo, pero es lo que tienen las macro-quedadas. Este mes, no sé si se me habrá pasado, todavía no te he visto, pero todavía estoy saboreando tu "vuelo roto".
EliminarBesicos, y feliz Navidad.