Botones
Ya nunca veré la cara amable de la anciana vendedora. Ni en el escaparate las sartas de botones, que desde niña tanto me gustaban. La tienda no tiene quién la abra, encienda la luz, y coloque el muestrario.
Esta mañana había un cartel: SE TRASPASA O SE VENDE, POR DEFUNCIÓN.
Esta mañana había un cartel: SE TRASPASA O SE VENDE, POR DEFUNCIÓN.
Carmen, tomando un trozo del pasado como esa mercadería, has contado cómo el futuro va destrozando sin piedad nuestro pasado, no tan lejano, que tenía un sabor más pausado y dulce, más casero, que este presente que va machacando los recuerdos otros tiempos. Me han venido a la cabeza, además de mercerías, confiterías, tascas, tiendas ultramarinos, pequeñas librerías, establecimientos de zapateros...
ResponderEliminarMe ha encantado la historia y la excelente forma de narrar que tienes. ¡Enhorabuena!
Pablo
Ainsssssss. Me llevó a la niñez, a la mercería donde iba de pequeña a comprar regalos para mi madre, mi padre y mis abuelos, por sus cumpleaños con lo que iba ahorrando. Un bote de colonia, unos pañuelos, jabón de afeitar. Triste realidad que todos hemos vivido. Me encantó. Un beso Carmen.
ResponderEliminarAinsssssss. Me llevó a la niñez, a la mercería donde iba de pequeña a comprar regalos para mi madre, mi padre y mis abuelos, por sus cumpleaños con lo que iba ahorrando. Un bote de colonia, unos pañuelos, jabón de afeitar. Triste realidad que todos hemos vivido. Me encantó. Un beso Carmen.
ResponderEliminarEl tema que tratas me toca el corazón. De hecho, escribí una carta al director, titulada: Cuando las ciudades cambian, en la que lamento la desaparición de las tiendas de siempre, que no nos deja reconocer nuestra ciudad de la infancia. Enhorabuena, Carmen!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
María José
Existen personas, objetos y lugares que a fuerza de formar parte de nuestras vidas ni siquiera pensamos que puedan desaparecer, pero un día lo hacen, porque nada es para siempre, y nos dejan un hueco inexplicable y el recordatorio de que nosotros tampoco somos eternos. Una sensación que todos hemos experimentado y que plasmas bien en tu relato.
ResponderEliminarUn saludo, Carmen
Carmen tu micro tiene ese pozo triste que dejan los recuerdos perdidos. La tiendecita con el encanto de entonces trae a mi memoria el colmado de mi tía abuela. Vendía de todo y yo me sentía en un paraíso cuando jugaba allí. Me ha llenado de emoción. No se como lo haces. Me gusta tu estilo. Saludos
ResponderEliminarCuantas tiendas que fueron parte de nuestra niñez han desaparecido , cuantas vivencias y recuerdos me has hecho ver al leer tu relato.
ResponderEliminarCarmen buen relato, me ha gustado.
Besos.
Como ya han dicho, leer este relato es como abrir una ventana hacia el pasado. Al mismo tiempo, es un reconocimiento a quienes nos precedieron y aderezaron nuestra infancia con su presencia. Con esta hermosa viñeta nos identificamos todos.
ResponderEliminarMuy bonito, Carmen.
Saludos.
Carmen, bonito homenaje a las tiendas de barrio que nos llenan de nostalgia y de recuerdos de la niñez.
ResponderEliminarBuen micro.
Enhorabuena.
Besos
No podrías haber escogido mejor ejemplo de los comercios de antaño: una mercería era como entrar en un mundo mágico, con botones, hilos y puntillas (por poner un pequeño ejemplo) tan diversos, bonitos y coloridos que te hacías otra blusa solo para poder lucirlos.
ResponderEliminarBien contado, Carmen.
Un saludo
Una tierna mirada a los escenarios de ayer que están desapareciendo en nuestras ciudades. Esas mercerías con sus estanterías repletas de cajones y cajas que mostraban en su frontal una pieza de muestra de lo que contenían, botones, borlas, cremalleras… y donde la mirada nunca encontraba descanso. Me ha gustado mucho tu micro, Carmen. Un beso.
ResponderEliminarCon cada persona que desaparece se marcha también una parte de nosotros. En este caso la pérdida cobra una mayor dimensión por tratarse de un trozo se infancia y de una persona cuyo oficio y establecimiento comienzan a ser cosa del pasado.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Carmen.
Un abrazo.
Precioso relato. Las pequeñas tiendas siempre quedarán en nuestra memoria.
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