El túnel
La tristeza llegó, como cada mañana. Un sentimiento de pesadumbre que arrastraba mi alma, con la fuerza de un huracán. Lo había perdido todo: las ganas de vivir, la esperanza.
Ya no tenía fuerzas para luchar.
Vi el túnel de la muerte. Cerré los ojos. Y corrí hacia el resplandor.
Vi el túnel de la muerte. Cerré los ojos. Y corrí hacia el resplandor.
Penoso, tan habitual que, en demasiadas ocasiones, no solemos hacer caso ante los síntomas que muestra tu personaje. Lo único para lo que creía tener fuerzas era para dejarse llevar. Enhorabuena y suerte. saludos.
ResponderEliminarDejarse morir es algo tristísimo y se podría entender como un fracaso anunciado. Triste pero real. Enhorabuena, Carmen.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tu protagonista ha llegado al límite de su depresión, ya no puede más y prefiere morir.
ResponderEliminarUna historia muy triste Carmen, muy bien contada, me ha gustado.
Un abrazo.
Carmen, cuando se ha perdido todo, incluso las ganas de luchar, solo queda dejarse morir...
ResponderEliminarTriste relato pero contado de una forma exquisita.
Enhorabuena!
Besos
Eso sí que no, Carmen. Hay que salir del pozo, pero ya.
ResponderEliminar¿Sabes? Yo pasé una depre muy tonta, por temas de salud, y me puse a escribir historias terribles y tristísimas. Hasta que un día paré de escribir y me puse a leerlas. Me reí tanto que me caí de la silla y encontré debajo de la mesa una llave, la de la puerta de la esperanza. La abrí, la traspasé y nunca más he vuelto a cruzar el túnel. ¡Encuentra tu llave!
Un abrazo.
Esa narración en primera persona nos alerta y nos agarramos a la silla queriendo retener al protagonista y mostrarle que hay un camino paralelo que recorre las vías y que llega exactamente al cielo que hay en el interior de cada uno de nosotros: el equilibrio, la paz.
ResponderEliminarTu relato nos transmite el pulso de quien sufre una depresión y acaba entregándose a la atracción del abismo. Consigue estremecernos. Quien más, quien menos, alguna vez ha sentido la llamada de la sombra.
No obstante Carmen, a pesar de que tu relato tiene un fin para su protagonista, yo quiero ofrecerle otro: la Luz que brilla en el propio corazón.
Desazón me crea tu relato.No obstante, el hecho de que esté contado en primera persona, me hace pensar que relata un hecho pasado, que corrió hacia el túnel, pero no terminó dentro de él. Indirectamente, viene a contarnos su resurrección.
Un abrazo, Carmen.
Es desazonador tu relato, Carmen. Tu protagonista ha perdido las ganas de vivir y no ve más salida que la de la muerte. Seguramente padece una depresión severa. Hagamos algo. Llamémosla y consigamos que confíe de nuevo en la vida. Estos estados de ánimo son transitorios. Seguro que aún es capaz de encontrar la calma en su interior.
ResponderEliminarMuy bien contado. Besos.
Dejarse llevar es lo más fácil, pero nunca es el camino correcto, aunque a veces las circunstancias golpean de tal forma que así nos lo hacen creer. Aun cuando todo parece en contra, siempre existe una esperanza a la que aferrarse. Tiempo habrá para cruzar ese túnel inevitable y encontrarse con el resplandor, pero al ser algo que llega solo no hay necesidad de adelantarlo, antes hay que hacer muchas, muchas cosas.
ResponderEliminarUn saludo, Carmen
Gracias a todas y a todos. El relato me salió con alma. Con ganas de gritar, como su protagonista, ayuda. Vivimos aislados, como tortugas dentro de nuestro caparazón. Y, a veces, saltamos de improvisto en cualquier lugar, dejando nuestro poso de tristeza que algunas mentes y almas brillantes recogen y hacen suyo, para ayudarnos con el arma poderosa de la palabra. La depresión se apodera de ti, es como un monstruo que se gesta en el alma, y te come lentamente, hasta que ya no hay salida. He querido dejarla ver, nadie es del todo feliz y a veces los días son como losas que entierran los sueños. Gracias de nuevo. Abrazos.
ResponderEliminarCarmen, me emociona tu respuesta, aún da más valor a tu relato, me queda la duda si tal vez ya no es ficción, sino que has contado una experiencia propio o muy cercana.
EliminarSea como sea te mando todo mi ánimo y cariño, y como experiencia propia te digo que se sale,cuesta,pero se sale,que ese túnel tiene salida, y que la vida vuelve a sonreírte.
Repito mucho ánimo y todo mi cariño.
Besos.
Quizás sea tan sencillo como eso
ResponderEliminarRealmente, has conseguido que me viera dentro de ese túnel, Carmen, y aunque me cuesta respirar, todavía me queda aliento para decirte que es un buen relato.
ResponderEliminarHe pasado por un periodo malo de mi vida. Tengo una enfermedad de esas raras, degenerativa. Y, a veces, no tengo buenos días. Gracias de nuevo. Contar algo personal no es lo mío, pero en vista que he sentido vuestro cariño y apoyo quería que lo supiérais. Abrazos a todas y a todos.
ResponderEliminarCarmen, gracias por compartir algo tan personal. Sé de lo que hablas y solo puedo decirte escribe, plasma esos sentimientos sobre el papel, seguro que encontrarás esa luz que te guíe al final del tunel.
EliminarTe mando toda mi energía positiva con mis palabras.
Besos desde el corazón.
Hola de nuevo, Carmen. Gracias por darnos testimonio de tu verdad y tu valentía. por esta lección de entereza. Ponerle palabras a la enfermedad pienso que es como quitarle la máscara al miedo. La circunstancia sigue su curso, pero si el miedo no encuentra asidero, la esperanza florece, la ilusión reverdece. Seguimos siendo quienes somos (eso nos enseñan tantas palabras leídas) a pesar de lo circunstancial. Tú eres tú y no tu enfermedad. Tendrás que aceptarla y aceptar tu nuevo rol, pero tú eres las cincuenta palabras que tu alma creativa de narradora busca para expresarse, eres la mujer valiente que da la cara a la adversidad, eres la magnífica mujer, que aunque no conozco, sé que ama, siente y palpita.
ResponderEliminarTu relato hoy nos ofrece mucho más que nunca, la verdad desnuda en tiempo real. La misma verdad, que espero, guarde la semilla de tu nuevo caminar.
Con afecto y respeto, un fuerte abrazo, Carmen.
Nos cuentas de una forma cruda y directa que la esperanza puede aguardar más allá de la muerte, como un etéreo resplandor anunciador de un nuevo comienzo. Es un bonito sueño, aunque yo creo que esta vida, la que nos ocupa, esta repleta de túneles que acaban en deslumbrantes resplandores. Sólo hay que estar atentos y ser pacientes.
ResponderEliminarBuen relato, Carmen.
Un saludo.
Qué buen giro le has dado a ese túnel negro, encontrando la luz de la vida. Así lo he visto yo.
ResponderEliminarSuerte
Besicos
Que tu protagonista corra hacia el resplandor es un soplo de esperanza para este micro que no auguraba nada bueno.
ResponderEliminarSolo espero que no corra hacia el resplandor y se encuentre a Jack Nicholson con un cuchillo detrás de la puerta.;-)
Ese resplandor hacia el que corre tu personaje, Carmen, nos habla de la esperanza no perdida. La luz existe, y está dentro de nosotros, a veces muy muy oculta, pero esperando a que la descubramos. Un abrazo.
ResponderEliminarTan cerca ese túnel muchas veces... Gracias por contarlo tan duro, real y hermosos la vez. Un abrazo y no abandonemos nunca este camino de letras que nos ayuda a estar. Besos mil.
ResponderEliminar¡WOW! Me parece buenísimo el micro Carmen, yo ese resplandor lo veo como Cabopá, la luz de la vida, hay que aferrarse a ella y luchar por un camino de esperanza.
ResponderEliminarUn beso bien grande.
Malu.
Iba a poner que esperaba que no fuese autobiográfico, pero ya veo que sí lo es. Respecto a la situación, un consejo: no cierres los ojos, ténlos bien abiertos, hay muchas cosas por ahí fuera que te pueden ayudar, y, por experiencia digo que a mí el escribir me sirve para "olvidar" o al menos distraer el tiempo, y pasada una temporada, el cielo se abre, se van los nubarrones y la vida te sorprende con estímulos agradables y gratificantes. Espero que te suceda lo mismo. Respecto al relato en sí, creo que lo he dicho todo entre líneas. Real, crudo, impactante, valiente. Mil besos aunque no te conozco, y suerte con este relato en concreto.
ResponderEliminarExiste un pozo oscuro y asfixiante que es recorrido por miles de personas, lo importante, cuando caes en él, es recorrerlo consciente hasta llegar a lo más profundo y, una vez ahí, impulsarse con fuerza hacia arriba. Todo, menos sacar billete para el túnel de la muerte. He leído tus comentarios, Carmen, y te mando todo el ánimo del mundo, es mucho tiempo el que llevo por aquí y a algunos os considero ya un poco míos. Muchos besos, guapa.
ResponderEliminarCreo que es muy difícil ponerse en tu lugar sin estar en las mismas circunstancias, pero el que te hayas decidido a hablarnos de ellas dice mucho de tu fortaleza, así como de tu capacidad para encontrar el resplandor necesario en cada nuevo día.
ResponderEliminarUn inmenso abrazo, Carmen, y mucha suerte; la medicina nos sorprende a diario.