Copia extra de amor
Preciosa con su bata blanca, podía escucharla tras el cristal enseñando a sus alumnos.
Era su cumpleaños y quería invitarla a comer. ¡Qué orgulloso se sentía de ella! Y qué culpable por las lágrimas que derramó en su nacimiento. Lo supo después, ese cromosoma dividido... fue mucho más que amor.
Era su cumpleaños y quería invitarla a comer. ¡Qué orgulloso se sentía de ella! Y qué culpable por las lágrimas que derramó en su nacimiento. Lo supo después, ese cromosoma dividido... fue mucho más que amor.
Las personas con síndrome de Down son puro amor y cariño, como muy bien titulas son "copia extra de amor", Pero además nos han demostrado que son capaces de realizar cualquier tipo de trabajo y profesión. Se puede sentir verdaderamente orgulloso este padre o madre de tu protagonista.
ResponderEliminarGalilea un relato lleno de sentimiento y cariño, me ha gustado.
Besos.
Muchas gracias por tu comentario, Javier.
EliminarQuería aclarar que cuando hablo de ese sentimiento de culpabilidad, no es una idea que me saque yo. Nada más lejos por mi parte, que entrar a valorar cómo se afronta algo así llegado el momento. Al contrario... en absoluto creo que deban sentirse así. Entiendo que es muy humano sentir incentidumbre, incluso miedo.
ResponderEliminarLo recojo, porque es algo que en distintas ocasiones, he escuchado a padres de estos niños. Cuentan que es muy común entre ellos, encontrarse ese sentimiento con el paso del tiempo.
Se pueden concebir historias sobre superación personal y orgullo hacia los hijos con mayor o menor acierto, pero estas cincuenta palabras que has escrito conmueven. Has mostrado muy bien los sentimientos iniciales de los padres, como también el arrepentimiento posterior. Sabemos que la vida es lucha para todos, pero hay personas que traen bajo el brazo una dosis extra, por ello merecen doble reconocimiento. Ese factor añadido lo es de dificultad, pero también es, como bien dices en el título, de amor.
ResponderEliminarUn relato de los que no pueden dejar indiferente.
Un saludo
Muchas gracias por tu comentario, Ángel.
EliminarCuesta aceptar lo diferente, quitar las etiquetas con las que lacramos a las personas con nuestros prejuicios. Tan fuertes son que acaban afectando a la propia familia. Afortunadamente, son muchos ya los ejemplos que alienta a la sociedad a contemplarlos en sus virtudes y no en sus carencias. Como debería ser con toda persona. Emotivo y emocionante,Galilea. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, Manuel.
EliminarValiente propuesta, Galilea. Me gusta mucho y me emociona, por igual. Denota la gran sensibilidad de la persona que escribe. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias por leer y comentar, María José.
EliminarSomos humanos, Galilea. Llegará un día en que la humanidad será una leyenda en los circuitos impresos de los seres que habitarán este planeta, pero mientras, tenemos miedo, resentimientos, preocupaciones, nos conmovemos, amamos y sentimos orgullo por las conquistas de las personitas que queremos y admiramos.
ResponderEliminarUn abracico.
Así es, Patricia... Somos humanos cada uno cargando con su mochila. Y ahí andamos, como más o menos aciertos.
ResponderEliminarAbracicos, maña!
Un bonito micro. Saludos, Galilea
ResponderEliminarGracias por leer y comentar, Plácido
EliminarGalilea, todos los padres nos sentimos orgullos de los logros de nuestros hijos, pero especialmente de los que lo tienen más difícil. Es cierto que, cuando nace un niño especial se asustan los padres. El miedo desaparece cuando se dan cuenta de que no es ningún problema.
ResponderEliminarLo has contado de forma delicada y bella. Enhorabuena.
Besos.
Muchas gracias, Pilar.
EliminarGalilea, es precioso. Yo siempre digo que los sentimientos atrapan, y eso es precisamente lo que hace tu micro, atrapar. Una belleza. Saludos otra vez.
ResponderEliminarMuchas gracias, María José. Me alegra que te haya gustado.
EliminarCaray, es tan bonito y sensible que se solapan las posibles connotaciones tristes de la escena. Me gusta. Suerte, Galilea. saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jesús. Gracias por leer y comentar.
EliminarUn padre conmovido y orgulloso a la vez. Los padres sentimos adoración por nuestros hijos y todo lo bueno o malo que les pase, lo sentimos con más intensidad que si nos sucediera a nosotros mismos.
ResponderEliminarMe parece muy bonito cómo has descrito la escena.
Enhorabuena, Galilea.
Un beso.
Malu.
Muchas gracias, Malu. Qué alegría que te haya gustado!
EliminarMuchas gracias, Malu. Qué alegría que te haya gustado!
EliminarGalilea veo que recoges o te haces eco de la actualidad. Yo también me puse contenta con la noticia de la primera profesora con síndrome de Down, y me encanta este homenaje que le brinda desde aquí.
ResponderEliminarBesos.
Me encanta la sutileza que empleas para describirnos a esta profesora-down. Todo un ejemplo de superación a pesar de "ese cromosoma dividido" y cómo esas lágrimas iniciales se han trasformado en brillo de diamante.
ResponderEliminarSuerte y saludos.
¡Qué bonito y conmovedor relato, Galilea! Es de los que llegan al corazón. Veo un padre orgulloso de du hija, que ha llegado a lo más alto. El síndrome de Down no es un impedimento para conseguir ninguna meta como marcan los prejuicios sociales.
ResponderEliminarMe alegro mucho por el orgulloso padre.
Felicidades por el micro.
Besos.
Esta joven profesora con síndrome de Down es un maravilloso ejemplo de lo que cualquier ser humano puede alcanzar, más allá de los prejuicios sociales. Motivos no le faltan a este padre para sentirse orgulloso, a pesar de las dificultades para asumir su diferencia en el nacimiento. Todos deberíamos quitar y quitarnos etiquetas que nos señalen como personas diferentes, pues en esa diversidad -no importa de qué tipo sea- se encuentra la riqueza del ser humano.
ResponderEliminarUn micro precioso, Galilea. Besos.
A menudo la vida se encarga por sí sola de enseñarlos el verdadero valor de muchas cosas. Incluso sin estas capacidades que ha demostrado tener tu personaje, es evidente que su padre se sentiría igual de orgulloso de ella.
ResponderEliminarMuy hermoso, Galilea.
Un abrazo.
Por desgracia, actualmente muchísimas personas con síndrome de Down no llegan a nacer, por el diagnóstico prenatal y por los prejuicios (o miedo a la dificultad) de muchos futura padres. Lo cierto es que cada vez nacen menos niños con esta trisomía, eso es un hecho constatable.
ResponderEliminarUn abrazo.