Consciente de la realidad
Viéndose a sí mismo tumbado en el sofá, dormía un sueño del que era consciente, pero siendo incapaz de despertarse.
Su gato pasó indiferente junto a su cuerpo inmóvil, llegando hasta donde él, contemplaba la escena. Sus ojos color miel se clavaron en los suyos. Entonces entendió y sintió frío.
Estremecedor relato, Galilea. La muerte como ultima de nuestras pesadillas, hecha realidad. Has dejado de ser tu, hasta el gato lo sabe. Bien compuesto, me ha gustado mucho, besitos.
ResponderEliminarGalilea, debe ser para sentir frío y algo más si uno se da cuenta de que está muerto. Ese juego entre la mirada del gato y la del protagonista es genial. El titulo muy bueno.
ResponderEliminarBuen relato, Galilea, me ha gustado.
Un beso.
Qué gran relato que como un plano cenital, nos va enfocando una escena trivial que, poco a poco, se va reduciendo hasta la culminación del micro, en ese primer plano en que la solemnidad de la muerte toma el protagonismo.
ResponderEliminarBravo, Galilea.
Un beso. Pablo
¡Que inquietante la escena del gato merodeando! Parece cierto que hay personas que pasan de un estado inconsciente a la muerte, o como se dice, "del sueño a la muerte".
ResponderEliminarMuy bueno. Un beso
Carmen... Javier... Pablo... Olga... Gracias mil, por vuestra lectura y comentarios.
ResponderEliminarHe querido unir esa sensación, que a veces ocurre durante el sueño... Ese ser conscientes de que duermes. Ese quererte despertar y no poder. No sé si lo habréis experimentado. Quieres moverte y no puedes. A mi me ha ocurrido durante alguna siesta en el sofá...incluso oyes la televisión y sigues en el sueño.
En el micro... el protagonista, en principio lo confunde con esa situación. El gato... le da la clave. Él ya no está en el cuerpo del sofá.
La paralización del durmiente, consciente de su sueño, se torna pesadilla definitiva con la mirada felina. Aquí entra en otra dimensión, la de la muerte. Produce escalofríos tu relato, Galilea. Los ojos del gato proporcionan la atmósfera suficiente para que el terror se adueña de nosotros.
ResponderEliminarMuy bueno. Un beso.
Muchas gracias, Carmen!
EliminarGalilea, terrible ese momento en que el protagonista descubre en los ojos del gato que no duerme, que no es un sueño.
ResponderEliminarMuy buen micro.
Besos.
Muchas gracias, Pilar!
EliminarSe me ha erizado la piel. Muy bueno. Un beso.
ResponderEliminarGraciasss, Maite!
EliminarQuizá morir no sea tan traumático como pensamos. Puede que suceda sin que la persona sea consciente de ello, al menos cuando no existe dolor físico, en medio del sueño. Contemplar lo conocido hasta ese momento desde fuera, como un espectador, ya tiene que dar qué pensar. Los animales son más sabios de lo que creemos. Él sí sabía lo que había ocurrido, el cuerpo por un lado y el espíritu del amo por otro. Es esa clarividencia del gato la que causa inquietud.
ResponderEliminarUn relato que juega bien con dos planos que interactúan, en ambas realidades hay al menos un ser vivo que contempla a la otra.
Un saludo, Galilea
Gracias, Ángel! Me encanta el análisis que haces.
EliminarDicen que los gatos son las puertas entre el mundo material y el etéreo. Y debe ser cierto, porque a tu protagonista le basta con mirarle a los ojos para darse cuenta de que ha cruzado el umbral.
ResponderEliminarUn relato inquietante y muy bien contado, Galilea.
Un abrazo.
Esa percepción casi mágica de los gatos... Busca a su amo, donde realmente está, y no es en el sofá.
EliminarGracias, Antonio!
Caray, Galilea, menuda escena terrorífica y sugerente la que nos muestras. Ese encontrarte en el medio de lo que puede parecernos un sueño donde integramos lo que tenemos alrededor (la tele, el tiembre de un teléfono), como dices, creo que todos lo hemos experimentado, pero lo de ese hombre... ¡Qué yuyu! Me ha gustado. Un abrazo y suerte.
ResponderEliminarSí, yo creo que casi todo el mundo ha experimentado esa sensación, de ser conscientes de querer despertar del sueño y no poder. Intentar mover una mano, creer que la estås moviendo... y no.
EliminarGracias! Me alegra que te haya gustado.
La muerte vista con los ojos de un gato. Curioso.
ResponderEliminarUn buen micro. Saludos, Galilea
Gracias!
EliminarSíntesis terrorífica, sería como yo calificaría a tu relato. No se puede condensar más miedo en 50 palabras.
ResponderEliminarMe ha impactado el felino.
Suerte y un besito virtual, Galilea
Gracias, Maria Jesús!
EliminarEscalofriante el impasse consciente del vivo muerto. Alguna experiencia parecida se nos presenta a veces cuando en mitad del sueño no sabemos en qué estado nos encontramos, si dormidos o despiertos. Inquietante. Saludos, Galilea.
ResponderEliminarCierto... esa sensación de no saber si estás despierto.
EliminarGracias, Manuel.
Los ojos del gato dan paso a su nueva realidad, una nueva dimensión que tendrá que empezar a comprender. Inquietante y muy buen relato, Galilea. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Salvador.
EliminarEl fascinante mundo de los sueños puede depararnos extrañas sensaciones. Una vez desperté de un sueño en el que mataba a una persona y quedé con el convencimiento de saber lo horrible que uno se siente en esa situación. Tu fantasía va mucho más lejos que mi sueño y te ha proporcionado la idea de un micro que has sabido desarrollar en forma notable, con el recurso del gato utilizado en forma genial.
ResponderEliminarEnhorabuena, Galilea.
Un cordial saludo.
Qué terrible esa sensación que cuentas!
ResponderEliminarMuchas gracias, George!
Muy buen relato, Galilea. El tema de la muerte es tan sugerente que da lugar a grandes micros como el tuyo. Felicidades. ¡Buen año 2018! Abrazos.
ResponderEliminarMuchas gracias, María José! Feliz Año también para ti!
EliminarHe sentido un escalofrío yo también.
ResponderEliminarUn abrazo grande Galilea,
Gracias, Raquel por leer y comentar.
EliminarAbrazoss!