Vacaciones en Vostok
Vuelvo al termómetro: 50 grados bajo cero. No, 50 no es lo mismo que 20. Ojalá. Nunca imaginé que mis pezones pudieran superar en tamaño a mis pelotas. Espero cada zurullo como un regalo del cielo. Es irónico, resulta imposible mantener la cabeza fría. Y aquel pingüino empieza a excitarme.
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