Ajena a todo
Te he visto por casualidad. Ibas junto a la ventana del autobús. Ajena a todo, también a mí. Aunque fugaz, me ha golpeado tu imagen. Quizás, porque reflejaba lo que mejor me diste: desinterés, lejanía. Te dejé mi amor inmaduro y torpe, y me llevé la frialdad de tus labios.
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