Cafeína
La taza sucumbió al café hirviendo, y pronto la verde porcelana dejó paso a una materia más rosada y orgánica. Medio sobre de azúcar y la percusión de la cucharilla pusieron base rítmica a la canción que ya tarareaba. El vaivén de sus manos y su boca hicieron el resto.
Me ha encantado la difícil sencillez. Enhorabuena Lola!
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Beatriz, y enhorabuena a ti también por tu @microcuento.
ResponderEliminarLola