Maldito olvido
Su paso era lento como sus recuerdos pero firme como el amor que sentía. En su mente retumbaba el eco implacable de una frase: no me dejes vivir sin mí, sin ti. Entró en su habitación. La besó cariñosamente en la frente intentando atraparla para siempre y la dejó partir.
Acabo de leer este intenso relato mientras escuchaba al Cigala cantar; "se me olvidó que te olvidé, a mí, que nada se me olvida".
ResponderEliminarMagistral, Ceibes.