Amor y café
No la miraba por miedo a enamorarse. ¿Enamorarse? Si ya lo estaba desde el primer café que le sirvió. Imprudentemente convirtió aquella en su cafetería de a diario. Él se escudaba siempre tras el periódico. Un día, por sorpresa, ella le dijo: "Nunca tenemos ocasión de hablar, apunta mi móvil".
Restulta un tanto irónica después del relato la firma de "El sastrecillo valiente" ;-)
ResponderEliminarAlex, el sastrecillo fue valiente por error, simplemente me parecía un sonoro nombre para mi identidad de internet. Un abrazo!!!
ResponderEliminar¡Ya lo sé, ya lo sé! Me refiero a que queda gracioso.
ResponderEliminar