Duelo en el ocaso
Nuestras miradas se cruzaron desafiantes; había tensión en el ambiente. Un par de segundos bastaron para tener mi oportunidad; mi tarta de merengue fue más rápida y certera que la suya de chocolate, impactando plenamente en su cara. Acababa de empezar la tradicional batalla de tartas de fin de curso.
Yo me hubiese dejado estampar la de chocolate. Mmmmm qué rica!
ResponderEliminarUna batalla en la que, quien tiró primero, tiró mejor.
ResponderEliminarMe gusta.
Saludos.