La voluntad del abuelo

Antxon contempló las 80 velas de su enorme tarta. "¡Pide un deseo!", decían. Cerró los ojos.

Toda su familia peinaba canas. ¡Estaban hasta sus nietos! Todos arrugados y achacosos. Entre abrazos, reían y contaban historias tremendas. Él era uno más. De pronto, se sintió joven.

No quedó una vela encendida.
Escrito por Álex Garaizar

3 comentarios :

  1. Valor has tenido de colocar tu relato después del de Rajoy (ups!), pero el tuyo no se queda atrás. Me encanta.
    Lola Pacheco

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    Respuestas
    1. Pues sí, sabía que iba a quedar bastante eclipsado, pero tampoco iba a hacerle la faena a otro :P

      ¡Muchas gracias!

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  2. ¡Brillante!

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