Nada es absoluto, todo es relativo
Paul pilotaba apesadumbrado. La carga de su conciencia era mayor que la del aparato: una bomba atómica. ¿Podrían las medallas convertir en héroe a un villano?
Pero de pronto, algo le alivió: miró hacia abajo y vio... como hormiguitas. Y, después de todo, ¿quién no había matado nunca una hormiga?
Pero de pronto, algo le alivió: miró hacia abajo y vio... como hormiguitas. Y, después de todo, ¿quién no había matado nunca una hormiga?
Perfecto :-)
ResponderEliminarMe encanta. Redondo, culpa y autodiscupa en 50.
ResponderEliminarA eso es a lo que yo llamo instinto de supervivencia emocional.
ResponderEliminarMuy bueno Lola.
Tess
El relato es una metáfora que cada uno podrá aplicar a situaciones de su vida. El que más y el que menos habrá dicho alguna vez eso de "Tampoco era para tanto".
ResponderEliminarLo que agrava aún más la situación es que la terquedad, o la soberbia, no te dejen salir de tu doble error.
La idea me surgió al enterarme de que el Enola Gay está restaurado y orgullosamente expuesto en un museo. Por lo visto, algunos no se enteran de que lo que mataron no eran hormigas.
Ya no me enrollo más. Mil gracias a los tres por vuestros comentarios.
Lola