El acantilado
Cuando abrió los ojos se dio cuenta que se había vuelto a dormir. Tenía que detener el vehículo de inmediato. Volvió a abrir los ojos cuando su cuerpo ya estaba pegado al techo. Demasiado tarde. Prefirió entonces cerrarlos. Se hundió en el agua con delicadeza. No había nada que ver.
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