El pirata Ramírez Canalejos
El olor a pólvora lo enardecía. Había algo en el fragor de la batalla que lo hacía sentir vivo. Libre. Ese fresco olor a mar... Otra estocada. Otro mandoble. ¡Sí! ¡Victoria!
Jamás se arrepintió de haber dejado atrás aquel puesto de funcionario en la lonja. Ni camino de la horca.
Jamás se arrepintió de haber dejado atrás aquel puesto de funcionario en la lonja. Ni camino de la horca.
Para mí el mejor relato de este autor hasta ahora.
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