Despertar sangriento
Siguiendo las indicaciones del terapeuta, me relajé podando bonsáis. Cogí las tijeras y empecé a recortar ramas, mientras mi mente se perdía entre el pequeño follaje. Desperté febril en mi cama. Me levanté y recorrí tambaleando el pasillo, siguiendo el reguero de sangre. Entonces vi en el suelo las falanges.
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