Daño colateral
Cuando el avión comenzó a caer sin control, supo que era el fin. Maldijo su indigesta última comida, odió la ley que le había hecho apagar su teléfono, le irritó morir en aguas internacionales y lamentó estar viajando solo. No tuvo más remedio que atizar al tipo de al lado.
Normal. De algún modo tenía que desahogarse el pobre hombre antes de morir ahogado.
ResponderEliminarMuy bueno, Álex. Un abrazo.
Lola Pacheco
¡Muchas gracias, Lola! Un abrazo.
EliminarPobre hombre, el de al lado quiero decir, seguro que él lo estaba pasando igual o peor. Pero le entiendo, como se suele decir, siempre tus cabreos los paga el más cercano. Me ha gustado, Álex. Un saludo afectuoso.
ResponderEliminarDigamos que el protagonista lleva unos procesos racionales poco habituales en quien se enfrenta a una muerte inminente ;-) ¡Gracias, Juana!
EliminarHabría que preguntarse si estamos en el mundo para pagar nuestras frustraciones con alguien o ser víctima del desahogo de otros. Me gusta el toque humorístico. Saludos, Alex.
ResponderEliminarque se fastidie.... de todas formas no lo vas a ver más!!!
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