En partes
El asesino, todavía temblando, cortó el cuerpo en seis partes. Lavó los instrumentos de trabajo en la bañera: con un chorro de agua fría y detergente barato. Colocó el tronco y las extremidades —ceremonioso— sobre la cama. Tomó la cabeza del cadáver entre sus manos y ésta abrió los ojos.
Estremecedor. Si algún día me pasa, no me gustaría verme troceada. Saludos
ResponderEliminarA eso se le llama aferrarse a la vida. Muy inquietante y curioso final abierto. Un saludo
ResponderEliminaruauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu qué bueno!
ResponderEliminarDe terror.Muy bueno.
ResponderEliminarMe encantó, me gusta el género y los microcuentos/ relatos.
ResponderEliminarSaludos.
algo macabro , igual me gusto
ResponderEliminarestá muy bien abrir los ojos en ese momento jjaja
ResponderEliminarAhmmm...estremecedor es. Ya sería peor que ella sacase una granada, que ahí ya habría que empezar a correr.
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