Esperando
Cada mañana al abrir sus ojos, anhelaba la visita de la muerte, su muerte. Sin éxito, tomaba su rutina diaria hasta caer rendido en la noche. Aquella otra mañana no fue igual, apenas si escuchó el sonido de la tierra cayendo sobre la tapa de madera, intentó, en vano, incorporarse.
Uno de los que más me han gustado desde que llevo leyéndolos.
ResponderEliminarPara mí, buenísimo!!
;)
Gracias Pulgacroft es todo un halago.
Eliminar¡Qué angustia! Al leerlo he sentido claustrofobia. Va un "Me gusta" y enhorabuena.
ResponderEliminarGracias José Antonio
EliminarGracias amigos. Me alegra os haya gustado. A veces la inspiración nos refleja, a veces.
ResponderEliminarDicen que se acaba consiguiendo lo que se desea con fuerza, que por fuerza ha de cumplirse si, como en este caso, además es inexorable. No sabemos si, consumado el deseo, se arrepintió. Un texto con mucho juego. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias Ángel. Y ni te cuento de los deseos reprimidos. Saludos.
EliminarImpresionante. Parece que, después de tanto esperar, le pilló desprevenido, y al parecer no tan convencido. Buen relato, felicidades.
ResponderEliminarGracias Juana. Saludos desde Uruguay.
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