La herencia
Bien pudo, a su muerte, haberles dejado algunas propiedades inmobiliarias de valor. Unas sustanciosas cuentas bancarias, quizá. O, incluso, acciones empresariales de considerables réditos. Tal vez joyas, una colección de monedas o de sellos... Mas, lo que les dejó, fue un libro.
No supieron, lamentablemente, qué podían hacer con él.
No supieron, lamentablemente, qué podían hacer con él.
Que barbaridad, que gente mas burda. Todo el mundo sabe que para arreglar la cojera de una mesa vienen genial.
ResponderEliminarPues depende. Algunos, seguro que sí (los hay totalmente prescindibles como el que nos indica Ángel Saiz más abajo), pero otros... no. No se me ocurriría en la vida poner bajo la pata de una mesa, por ejemplo, un incunable o una edición príncipe de una obra del XVI. En Christie's seguramente pagarían una buena cantidad, creo.
EliminarPodría ser que la herencia fuera un libro de valor. El problema radica en que los herederos no saben valorar ni tan siquiera eso, un libro.
Hombre ya, quiero imaginar que sabes que solo bromeaba.
EliminarPor descontado, Barlon Mrando. En ningún momento he pensado otra cosa diferente.
EliminarA esto me refería en mi comentario anterior:
Eliminarhttp://www.iberlibro.com/libros/libro-mas-caro.shtml
Qué gracia que el primer artículo que se comparta en esta página lo haya escrito yo, me siento omnipresente (¡sí, hago marketing de IberLibro!).
EliminarQuizás si lo hubieran leído les habría cambiado la vida.
ResponderEliminarTal vez, Gemma. Pero ¿sabrían leer?
EliminarHay libros con poder para cambiar personas y hasta Universos, otra cosa es saberlos valorar. Aunque, -añado en tono de broma-, también haya muchos totalmente prescindibles, como las Memorias de alguno que yo me sé. Bromas aparte, buena idea y bien desarrollada, José Antonio.
ResponderEliminarGracias Ángel Saiz por tus palabras. La idea básica que persigue mi microrrelato es que no somos capaces de valorar cosas que son más importantes de lo que nos imaginamos porque estamos inmersos en una sociedad excesivamente materialista (y yo el primero, ¿qué le voy a hacer?). Celebro que te haya gustado. Un saludo.
EliminarBuen relato para la reflexión.Hace años un libro era un estupendo regalo; ahora, y según para quién, apenas tiene valor. Vamos cambiando y creo que no precisamente a mejor. Como decía Machado cada vez confundimos más valor y precio. Saludos
ResponderEliminarGracias, Juana. No te falta razón.
EliminarA mi que me dejen todos los bienes, me compro un libro y encima, lo leo.
ResponderEliminarYo también me pido eso, Daniel. Y espero que el libro que herede no sea el de Inventario y de Cuentas Anuales, porque si es así ya tengo algo para equilibrar la cojera de la pata de mi mesa. Gracias por tu comentario, Daniel Morón. Un saludo.
EliminarGracia a ti José. Otro abrazo por esos lares.
EliminarMe ha gustado mucho.
ResponderEliminarHay libros que son verdaderas joyas, dignos de una herencia. Poco se puede esperar de quien no sabe qué hacer con un libro...
Saludos!!
Gracias por tus palabras.
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