Una noche fabulosa
Sobre el escenario, al final de la velada, un conejo vestido de frac saca del interior de su chistera a un hombre blanco. ¡Tachán! Está desnudo y asustado. Gime y lloriquea. Miles de conejos aplauden desde sus butacas de terciopelo. Ríen, fuman y beben vermú. Les encanta ese viejo truco.
Pura magia, lindo relato.
ResponderEliminar¡Gracias!
EliminarMe ha encantado ese cambio de papeles. Solo imaginarlo ya merece la pena. Saludos
ResponderEliminar¡Gracias!
EliminarMe imagino a caracoles sacando con un palillo a humanos de sus vestimentas y sorbiendo con deleite... je... me gustó mucho tu relato. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Narión. Tu escena es más poderosa que la del mago y el hombre blanco. ;) ¡Un saludo!
EliminarGracias, Daniel, por tus palabras.
ResponderEliminarGracias, Juana. Me alegra que lo hayas imaginado. ¡Un saludo!
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