Pirómanos
Las campanas tocan a fuego. Una densa columna de humo se eleva en la finca comunal y todo el pueblo, como un solo hombre, corre al auxilio. Hasta nuestras familias, modernos Capuletos y Montescos, acuden juntos a sofocar el incendio que, en aquel pajar, arde avivado por nuestra secreta pasión.
Homenaje a los amantes de Verona, cuya relación, por mucho que quieran esconderla, siempre echará chispas. Un incendio que quizá sirva para unir a las dos familias antagonistas antes de que se consume el drama. Quién no quisiera vivir una gran pasión como la de esa pareja, capaz de incendiar un pajar. Buena revisión del clásico. Un saludo, Juancho.
ResponderEliminarTambién a mí, cuando leo el micro, me vienen a la cabeza Romeo y Julieta, no así al escribirlo, que estaba pensando en un amor más actual, incluso, por qué no, una relación homosexual, que todavía hoy es capaz de avivar en nuestra sociedad, los más escondidos rescoldos de la intolerancia.
EliminarGracias por la visita Ángel y por tus siempre deliciosos comentarios.
Mira que lo he intentado, pero es imposible comentar antes que Ángel :)
ResponderEliminarYa conocía la afición de Juancho a revolcarse en los pajares, pero nunca pensé que la haría pública. Un gran relato del maestro. Un abrazo microlunático
Radon
Ángel es rápido y certero, un Jesse James de los comentarios. un pajar siempre me ha parecido un lugar muy sugerente, por qué esconderlo, cuándo además ya era de dominio público. En lo que te has pasado es en lo de maestro, sabes de sobra que aprendo cada día a vuestro lado.
EliminarMicrolunáticos abrazos.
Buenísimo, o eso creo! Juancho, al igual que Moebius, es un genio!! ;)
ResponderEliminar@Microlunaticos saludos de La Marca Amarilla.
Moebius si es un genio, yo ni siquiera aspiro a serlo, es lo bueno de conocer las propias limitaciones, pero me divierto mucho escribiendo con vosotros, que si tenéis muchos puntitos geniales.
EliminarUn abrazo, so microlunático.
Me parece genial, chapo.
ResponderEliminarCiavo da la dara.
EliminarUn abrazo amigo.
Tanto frotar, tanto frotar, je je. Muy bueno Juancho.
ResponderEliminarAbrazos.
Me gusta mucho ese toque de humor con él que vistes todo lo que escribes y que, pareciendo fácil, resulta tan difícil de conseguir.
EliminarGracias por pasarte.
Un abrazo Miguel.
Romántico, como habías prometido, y apasionante.
ResponderEliminarCalurosos abrazos.
Bienvenida Patricia, me alegro de que te guste. Muchas gracias por pasarte.
EliminarOtro abrazo para ti, de seis o más segundos.
Siempre es posible hacer que dos trabajen juntos si se tiene el suficiente empeño y una causa. Gran relato
ResponderEliminarGracias por la visita Miguel Ángel, vuelve cuando quieras.
EliminarUn abrazo.
¡Insuperable, Juancho Plaza! (Lo de insuperable va tanto por ti como por tu relato). Un placer leerte siempre.
ResponderEliminarGracias Jose Antonio, yo también disfruto leyéndote. Insuperable me parece un adjetivo demasiado grande, pero seguiremos intentado escribir cada días algo mejor, o por lo menos disfrutando con ello.
EliminarUn abrazo y hasta pronto.
Hoy en día quedan pocos pajares, pero un amor con esa pasión sería capaz de incendiar cualquier lugar.
ResponderEliminarMagnífico relato.
Espectacular, para mí sería imposible POBLA
ResponderEliminarEs que hay fuegos, y fuegos!! Enhorabuena Juancho
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