Querida amiga
Consciente de que sin decir nada me respondías yo también quedé callado. Dos voces gritando en silencio que todo acabó.
La casa vacía, los corazones rotos, el llanto sereno.
Ese alivio infinito reflejado en tu cara mientras te alejabas me hizo entender que, ahora sí, podríamos empezar a ser amigos.
La casa vacía, los corazones rotos, el llanto sereno.
Ese alivio infinito reflejado en tu cara mientras te alejabas me hizo entender que, ahora sí, podríamos empezar a ser amigos.
Muy emotivo Narión. Expresas esos silencios que dicen todo de una manera magnífica. Enhorabuena
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Jerónimo. Si, a veces un silencio "vale más que mil palabras". Un saludo.
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