¡Eh!

Abrió mucho los ojos al ver que alguien estaba ya allí, sobre sus ramas. Una mirada inquisidora fue suficiente para atraer la atención del pequeño humano que había escalado el blanco tronco. La niña, subida al álamo, miró hacia abajo, hacia él, con expresión triste.

—Pero yo no quiero bajar.
Escrito por E. - Web

1 comentario :

Si no tienes cuenta, elige "Nombre/URL" en lugar de "Anónimo". ¡Gracias!