El corredor
Era el mejor corredor. Cuando, tras la competición, recogía el trofeo entre vítores y aplausos, se obligaba a sonreír, consciente de que nunca podría escapar. Sabiendo que todas las sombras de las que huía y conseguía dejar atrás en la libertad de la carrera, esperaban en cada meta su llegada.
Un corredor que huye de sus sombras y sólo consigue dejarlas atrás corriendo. Me gusta mucho el planteamiento y la forma de plasmarlo.
ResponderEliminarJesús
Gracias mil. Un placer
ResponderEliminarDicen que correr es de cobardes, lo cual no siempre es cierto, aunque sí cuando se trata de escapar de uno mismo, una lucha, además, perdida. Al menos, tratar de huir de sus miedos le ha servido al protagonista para convertirse en atleta de éxito, lástima que no pueda sonreír a placer ni cuando recoge sus trofeos. Un alegato a la imposibilidad de huir de los propios fantasmas. Saludos.
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