Interés fijo
La abuela abría su mano de dedos corvos y apretados y le daba la misma moneda todos los domingos.
—No la pierdas.
Él recibía aquel tesoro dorado, seguro de no poder gastarlo una semana más. A su regreso, la anciana se la requería apremiante.
—Dámela, hijo, ya te la guardo.
—No la pierdas.
Él recibía aquel tesoro dorado, seguro de no poder gastarlo una semana más. A su regreso, la anciana se la requería apremiante.
—Dámela, hijo, ya te la guardo.
Un microrrelato lleno de sentimientos y con un título ciertamente irónico para estos extraños tiempos que nos ha tocado vivir. Va un 'Me gusta' y mi enhorabuena, Jerónimo.
ResponderEliminarMuchas gracias José Antonio. Me alegra que te haya gustado. Es una historia real como la vida misma que quiere despertar una ternura particular aunque expresada de una manera paradójica. Un abrazo
ResponderEliminarSe juntan en la anciana el amor absoluto hacia su nieto, a quien cree darle lo mejor que tiene, más la conciencia arraigada de la vida de penurias que sin duda le tocó vivir. Ambas circunstancias dan como resultado un juego circular al que el nieto se presta con el mismo cariño que recibe, aunque en su fuero interno tampoco le importaría mejorar un poco su infantil economía.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Ángel por tu comentario pleno de sugerentes vías de interpretación. Sin duda el amor y el cariño a los son el "fijo" de la relación entre los personajes.Tus palabras me han aportado mucho. Un abrazo
ResponderEliminar¡Que grande eres Jero¡
ResponderEliminarGracias Arturo :) espero que te haya gustado. Gracias por leerme y por tu amistad. Un abrazo
Eliminar¡Qué bueno! Me descubro ante ti, amigo Jero. Me ha llenado plenamente, algo que (hasta hoy) creía realmente difícil conseguir con tan solo cincuenta palabras. Acabo de entrar en esta página "recomendada" desde ENTC. Como ves, voy siguiendo tus pasos...
ResponderEliminarPero, volviendo al relato, creo que es el mejor que has escrito (y que yo haya leído). Mereces triunfar.
Fernando! siempre es un placer saludarte. Me alegra mucho que te haya gustado. Es fantástico coincidir en blogs como 50 palabras o ENTC para compartir la pasión por la escritura y, en mi caso, seguir aprendiendo.
EliminarUn abrazo enorme
Tristeza y ternura genialmente expresadas en apenas unas frases. Genial como siempre, Jero.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Exagerado pero muy valioso para mí. Gracias de verdad!
ResponderEliminarCoincido con Fernando daCasa en que sea este tu mejor relato, estimado Jero. Pero ay! Si es una historia "real", voy a ser muy crítica con esa Abuela que trasunta avaricia, y ni pizca de amor por su ¿paciente? nietecito... Qué mal ejemplo le daba, por Dios!
ResponderEliminarLo que sí me maravilla es tu estrategia genial, para que con tan pocas palabras, hayas podido eludir todo lo amargo de esta historia y crear una obrita de arte haciendo aparentar un afecto inexistente en esa "corva" relación. ¡Felicitaciones!
Gracias por el comentario María Rosa. Yo creo que la abuela lo quería a su manera. Siempre le regalaba su tesoro pero no quería que lo desperdiciara ¿como a veces hacemos cuando damos nuestro cariño a los demás ? Un beso
Eliminarafectuoso.