La emancipación
El pollito cogió su cascarón y se fue. Se negaba a seguir bajo la protección de su madre, la encarnizada lucha con sus hermanos y el calor insoportable del nido. En el umbral de su independencia vio llover, dudó, pero finalmente montó en su cascarón y navegó para nunca volver.
Muy sugerente! Enhorabuena
ResponderEliminarGracias Jerónimo por tu comentario. Me animan tus palabras.
EliminarHay pollitos que nacen con sentimiento de autodeterminación que les lleva a saber adoptar ¿con acierto? sus propias decisiones vitales.
ResponderEliminar¡Enhorabuena! Va un "Me gusta".
Muchas gracias José Antonio, efectivamente los pollitos que abandonan el nido no siempre aciertan pero es una decisión valiente, sobre todo cuando esta "jarrea" fuera de su cómodo nido.
EliminarEnhorabuena, Matías. Está muy bien contado y el mensaje es mucho más positivo que el de aquel "Velero llamado libertad" de Perales.
ResponderEliminarCierto, jejeje. La melancolía de Perales está presente en muchas emancipaciones, sobre todo en los que han creado el nido con su esfuerzo. No obstante, cada decisión debe ser tomada como acertada y única opción, yo le quitaría a este tema las estrofas en las que habla de regresar.
EliminarDe lo más esclarecedor.
ResponderEliminarFina
Gracias Fina, deduzco que la historia te traslada a tu propia experiencia, como madre o como hija.
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