Promesas cumplidas

María era feliz. Su mísera felicidad de pobreza absoluta contrastaba con la tristeza opulenta de su vecina.

—Te cubriré de oro —prometió un pretendiente.

Su vecina sonrió encantada el día de su boda.

—Contigo, pan y cebolla —escuchó ella.

Ella aceptó y no se arrepintió. A solas, su vecina lloraba.
Escrito por Fernando da Casa - Web

3 comentarios :

  1. Enhorabuena Fernando. Siempre sorprendente. Un fuerte abrazo

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    1. Muchas gracias, Jero. Seguimos leyéndonos. Otro abrazo para ti.

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  2. Eso que pasa, uno se conforma con lo que tiene y otro aunque tiene mucho está siempre desconforme y eso acarea infelicidad. Buen micro, amigo. Un fuerte abrazo, Sotirios.

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