Tabla de versificar
Le obligaron a estudiar para contable, aunque él siempre quiso ser poeta. Sus padres tenían un almacén y necesitaban que llevase la oficina. Así que ahora está atado a su banco y suma, divide y multiplica. Cinco fósforos más cuatro jilgueros igual a nueve, por dos, dieciocho firmamentos de color.
Poesía en nuestra vida, por favor! Muy bonito.
ResponderEliminarPrecioso. Mucho en pocas palabras.
ResponderEliminarE.
Podría ser la autobiografía de muchos de nosotros. Interesantes 50 palabras.
ResponderEliminarAl que tiene alma de poeta se le tiene que notar, por mucho que lo reprima, no puede evitarlo y tampoco debe. Como de la lírica no se vive, no queda más remedio que emplearse en tareas prosaicas, como los fríos números, al final hay que comer y pagar facturas (otra vez números). El mérito del protagonista es compaginar ambos mundos, permitir que, al menos de vez en cuando de vez en cuando, como el anfibio que saca la cabeza del agua para respirar, rezume el arte que tiene dentro, que en caso contrario se le pudriría.
ResponderEliminarUn relato cargado de simpatía y amor a las letras en el que más de uno se verá reflejado.
Un saludo.
Gracias, Angel. Todo un ensayo sobre lírica y matemáticas.
EliminarGracias a todos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarSencillamente delicioso.
ResponderEliminarSaludos.