Tócala otra vez
Cada día, al volver del colegio él está allí, animando a los transeúntes con su rayado violín. Ella se queda de pie, ensimismada, escuchándole.
Cargada con su mochila, olvidándose de deberes, merienda, castigos... la tarde se le pasa, perdida entre las notas que salen de aquel viejo cacharro de madera.
Cargada con su mochila, olvidándose de deberes, merienda, castigos... la tarde se le pasa, perdida entre las notas que salen de aquel viejo cacharro de madera.
Un buen violín conmueve y hace flotar el espíritu.
ResponderEliminarEs muy de agradecer que exista alguien que no ha perdido la sensibilidad, capaz de detener la actividad frenética que nos arrastra a todos y deleitarse ante el arte de un artista. Ese niño, niña o joven promete.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias a los dos por vuestros comentarios.
ResponderEliminarFue una foto la que me trajo la idea: http://pigolio.tumblr.com/image/65425724285
El músico venía con un saxofón, pero lo cambié porque al leerlo se me parecía demasiado a Lisa Simpson.
Después le añadí la mochila a la niña, curiosidad por la música. Y pocas ganas de volver a casa :)
Saludos :)