Cruce
Después de una larga discusión, dio su consentimiento. Aunque se había quejado con rudeza acerca del pretendiente y sus malos modales, finalmente cedió.
—Ni siquiera son de la misma raza —dijo a su mujer, malhumorado.
Los dejaron solos en el jardín. Qué más da. La maldita naturaleza haría el resto.
—Ni siquiera son de la misma raza —dijo a su mujer, malhumorado.
Los dejaron solos en el jardín. Qué más da. La maldita naturaleza haría el resto.
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