El taxidermista
Amaba su trabajo, salvo por la perpetua insatisfacción de los clientes. Las alas de los búhos nunca estaban lo suficientemente abiertas ni las cabezas de los ciervos tan erguidas como ellos quisieran. Por eso adoraba llegar a casa con su familia y sentarse entre ellos, como uno más, completamente inmóvil.
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ResponderEliminar¿Deformación profesional? Un planteamiento inquietante y abierto a interpretaciones.
EliminarLo veo en la final. Suerte y enhorabuena.
Gracias Enrique, espero que aciertes.
EliminarUn abrazo.
Sobre una idea sencilla nos lleva a un punto de desasosiego. Quizá estas profesiones tan cercanas a la muerte tienen algo de inquietantes.
ResponderEliminarAunque el final nos lleva a diferentes caminos, yo creo que me quedo con el más obvio. Aunque le podemos dar la vuelta y decir, con tono de humor, que su familia no le daba ningún problema, sólo tranquilidad.
Estupendo relato
Jesús
Gracias jesús por tus interpretaciones. Si es un oficio inquietante el de taxidermista. A mí al menos siempre me lo ha parecido, con esa relación tan estrecha con la muerte. Cuando era niño, muchos fines de semana iba a ver a mi abuela y justo al lado del portal de su casa estaba el taller de un taxidermista. El escaparate tenía imán para mi, con todos esos muertos vivientes a los que inconcientemente esperaba sorprender en algún inesperado movimiento. Y el interior, que parecía la tienda de un anticuario. Pero esa es otra historia... jajaa, me dejo llevar por las batallitas.
EliminarGracias de nuevo, un abrazo.
Donde fueres haz lo que vieres, él, en casa, también inmóvil. Sabía que ahí no le iba a criticar nadie, aunque echaría de menos algo de conversación en algún momento.
ResponderEliminarPodría decir muchas cosas a un maestro de las letras que, además, está en racha, pero esta vez me limito transmitirte mi admiración.
Un abrazo, Juancho.
Ángel tengo guardados tus comentarios y cuando me encuentro un poco bajo de moral los releo. Jajajj, no, en serio, agradezco mucho los adjetivos que me dedicas, pero cuando estoy solo y tranquilo me los pruebo y de verdad, me vienen grandes. Disfrutamos leyéndonos, es cierto, pero es recíproco, igual que con muchos compañeros. En fin, somos afortunados por poder hacer esto que tanto nos gusta sin demasido compromiso, por el mero hecho de divertirnos, y que encima nos lean, bendita red.
EliminarGracias Ángel, la admiración es mutua.
Un abrazo.
Juancho, tu relato da miedito. El tipo ese, ¿no se llamará Norman por casualidad?
ResponderEliminarUn abrazo,
Lola Pacheco
Es verdad Lola, me apasiona ese lado oscuro de la taxidermía.
EliminarNorman, podría ser un nombre apropiado. si, jajj
Besos.
Y enhorabuena por tu "Somewhere over the rainbow", será un placer vernos en la arena. Mucha suerte.
EliminarUn relato inquietante, como su autor.
ResponderEliminarSiempre nos sorprendes Juancho.
Un abrazo inmóvil
Radón
Solo hace falta leerte para darse cuenta de que sorprenderte a ti no debe ser fácil. Si lo he conseguido me alegro, es algo que siempre persigues al escribir en corto. Pero no creo ser inquietante, pregúntale a Barlon, soy muy normalito.
EliminarEnhorabuena por "El Círculo", me gustó mucho y estoy seguro de que tendrás más oportunidades, como también lo estoy de que iran desfilando por el REC todos los microlunáticos, los que se presenten, claro.
Un microlunático abrazo, amigo.
Ni helado ni petrificado. ¡Disecado! Tal cual. Así me he quedado tras leer tu magnífico microrrelato, Juancho. ¡Enhorabuena! Eres un estupendo relator.
ResponderEliminarMuchas gracias José Antonio, intento aprender cada día, leyendo vuestros micros en 50 palabras y en otras páginas también estupendas que pululan por la red, también yo disfruto leyendo tus micros.
EliminarUn abrazo.
Enhorabuena Juancho!!! Me he quedado muy sorprendido con este microrelato.
ResponderEliminarMuchas gracias sorprendido Anónimo, vuelve cuando quieras.
ResponderEliminarUn abrazo, quién quiera que seas.
Vaya marchuti hay en esa familia...dentro d epoco todos apolillados, fijo ;o) Suerte, lagarto (y cuidado con los coleccionistas de reptiles) Un beso.
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