Inseparables
Formaban una pareja ideal, estaban hechos el uno para el otro. Toda una vida repleta de cálidos momentos en común, eran inseparables. Cómplices eternos de juventud, siempre soñaron una vejez compartida.
La pérdida de uno fue fatídica, el otro nunca superó su ausencia.
¡Aquel calcetín no era un calcetín cualquiera!
La pérdida de uno fue fatídica, el otro nunca superó su ausencia.
¡Aquel calcetín no era un calcetín cualquiera!
¡Qué bueno, María Jesús! Sorprendente e inesperado final. Ahora bien, tengo una desazón que me apremia: ¿Qué calcetín se perdió? ¿Fue el derecho? ¿O fue el izquierdo?
ResponderEliminarVa un 'Me gusta' y con él mi sincera enhorabuena... y un saludo afectuoso.
¡Muchas gracias, José Antonio! Ese era el propósito, finalizar con un desenlace inesperado que provocara una sonrisa. Pero me temo que averiguar la identidad del desaparecido va a ser harto complicado, ¡eran idénticos!
EliminarMe alegro un montón que te haya gustado. Un saludo, amigo.
Te brindo un "Me gusta" por haberme hecho reír.
ResponderEliminarMe doy por satisfecha si te he provocado una reacción tan saludable.
Eliminar¡Muchas gracias, Soledad! Un saludo.
Sorprendente final! Me ha gustado. Enhorabuena y mucha suerte!
ResponderEliminarA veces nada es lo que parece y todo termina de una manera distinta a la que imaginábamos. ¡Muchas gracias, Jerónimo y un saludo!
EliminarNi una triste nota de despedida, ni un adiós. El móvil olvidado entre los plátanos, las manzanas y las naranjas, escondido en los mimbres de frutero. No era su estilo. Un secuestro, eso es.
ResponderEliminarGracias por hacernos recapacitar sobre el influjo de una humilde prenda de vestir en nuestra vida cotidiana, peor hubiera sido que se perdiera un pie.
También cabe la posibilidad, Santiago, de que se trate de un secuestro, como tu aseguras... Sería otra línea de investigación a seguir. Pero de momento está claro que su pareja sigue de duelo. Estoy de acuerdo con tu reflexión final.
ResponderEliminarGracias y un saludo.
Desde el principio se insinúa con una pareja de hecho, y resulta que estamos hablando de gemelos. Uno de esos misterios sin resolver es dónde va a parar un calcetín perdido, con el consiguiente trauma para el sobreviviente.
ResponderEliminarBuen humor cotidiano y original.
Un saludo.
Exactamente, se trataba de gemelos, que eso son los calcetines, al menos en su origen. Luego la vida los va deteriorando e incluso dejando desamparados por pérdidas tan dramáticas como la relatada.
EliminarGracias, Ángel, por tu comentario. Saludos.
Atrapa según lo vas leyendo y de repente te roba una sonrisa...Relato breve y fresco
ResponderEliminarHasta la sencilla "vida" de una pareja de calcetines puede llegar a atrapar nuestra sensibilidad. :)
ResponderEliminarGracias por tu opinión, Burbujita. Un saludo.
A partir de ahora voy a mirar mis calcetines con otros ojos... Gracias por arrancarme una sonrisa de oreja a oreja ya de buena mañana con este excelente microrrelato, María Jesús. Un abrazo.
ResponderEliminarFina
Bueno, pues me alegro de haber despertado tu sensibilidad hacia ellos. No los pierdas nunca de vista, ahora que ya sabes la pena que experimentan cuando pierden a su compañero. ;)
ResponderEliminarY ojalá que esa sonrisa te dure todo el día. Mil gracias por tus palabras. Un abrazo, Fina.
Al menos en mi cajón hay algunos calcetines que se quedaron desparejados. Para mi es una incomodidad, ocupan sitio, esperando la imposible aparición del gemelo y me obligan a comprar nuevos pares.
ResponderEliminarPero nunca me había puesto a pensar la situación desde el punto de vista del calcetín. Muy bueno tu relato.
Jesús
¿Y quién no guarda en casa un triste calcetín desparejado? Bonito acto de misericordia, Kantellado, mantenerlos bajo tu protección, a la espera, quizás, de algún retorno...
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado. Un saludo.
Maria Jesús Rodríguez.