Autodestrucción
Se despertó, despegó su cara del brazo donde la tenía apoyada. Con la otra mano se limpió la comisura de los labios, levantó el brazo de la taza del retrete. No recordaba nada de la noche anterior, tenía frío y le dolía todo el cuerpo, pero así se sentía feliz.
Cualquier parecido con la realidad no es pura coincidencia. Penosa realidad, por cierto, para algunas personas que, lamentablemente, se dan cuenta de ello demasiado tarde. Muy bueno.
ResponderEliminarFina