Desde el más allá

Al mismo tiempo en que Isidro Gutiérrez inexplicablemente se despeñaba por un barranco, las campanas repicaron con aquella sonoridad inigualable, única. La feligresía, presente durante la ceremonia, nunca supo explicarse quién podía estar tañéndolas. Solo el padre Martín, de cuerpo presente tras su misteriosa y violenta muerte, las tocaba así.
Escrito por José Antonio Barrionuevo

6 comentarios :

  1. Ojo por ojo, diente por diente. ¿O mejor, donde las dan, las toman? La cuestión es que con cada nuevo relato pones el listón más alto, José Antonio. ¡Excelente!
    Fina

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    1. Muchísimas gracias, Fina, por tus siempre amables palabras. Con comentarios así uno sigue animado en dar rienda suelta a su imaginación y a ponerse delante del teclado a ver qué se le ocurre de nuevo.
      Lo dicho: ¡Gracias!

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  2. El que a hierro mata a hierro muere. Una venganza enigmática que me deja pensando, mientras creo escuchar el misterioso tañer campanil. ¡Enhorabuena, José Antonio, genial como siempre!
    Un abrazo.
    María Jesús Rodríguez.

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    1. "Misterioso tañer campanil" y de sonoridad inigualable y única, añadiría yo.
      Pues sí, María Jesús, una venganza con enigma y no sabemos si también con ayuda del Todopoderoso, quien al parecer tomó partido. ¿Por quién? Lo tuvo claro...
      Muchas gracias por tu comentario y un saludo muy afectuoso.

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  3. Cuando un alma vaga en el limbo, sin marcharse a su destino definitivo, es porque le ha quedado algo pendiente que, normalmente, también le atormenta, o eso cuentan o imaginan algunos. Cuando en el seminario explicaron aquello de poner la otra mejilla el padre Martín debía de estar en cama con anginas.
    Ya tienes otro hijo/relato en circulación ¿cuántos van ya? te deseo suerte para él y te envío un saludo para ti.

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    1. Si no me fallan las cuentas, es el vigésimo quinto relato que rula por estos lares. Ni yo mismo me lo podía imaginar cuando comencé esta aventura literaria. Aunque como siempre digo, los hay mejores y también peores. De todo hay, como en una botica.
      Este, no es de los más malos... Aporta un halo misterioso que, dicen, existe en el otro lado, el que está más allá, y viene en forma de venganza inmisericorde, a pesar de que el vengador es quien es (con anginas o sin ellas).
      Gracias como siempre, Ángel, por tus amables comentarios que sirven para animar a este aficionado a las microhistorias a seguir compartiendo sus relatos.
      Un saludo muy cordial.

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