Duras condiciones laborales
Trabajaba en la galería desde que nació. Allá abajo, a oscuras, con poco oxígeno. Unas veces, adecentaba el almacén; otras, colocaba las provisiones. Siempre en situaciones penosas, cargando más peso del soportable, yendo y viniendo sobre sus pasos. Pero sabía que era una hormiga y no tenía derecho a quejarse.
Me ha gustado mucho el final, deja abierta la posibilidad de que sea una hormiga o un hombre en comparación a ese pequeño animal. Esta mañana mismo escuché a José Mujica decir que el en la cárcel aprendió que las hormigas gritan. tal vez debamos darle más importancia. En cualquier caso va un me gusta y mi felicitación :)
ResponderEliminarGracias, Manuel. Aprovecho estos microrrelatos en muchas ocasiones para reivindicar lo que sea, en este caso, las condiciones de trabajo, aunque seamos afortunados los que lo tenemos.
EliminarEnhorabuena Soledad, me parece buenísimo.
ResponderEliminarMuchos trabajadores viviendo condiciones como la que describes.
Besos.
Muchas gracias. Unos viven estas condiciones, otros no tienen trabajo.
EliminarEn el fondo todos somos pequeñas hormigas. Trabajamos para que nosotros vivamos al día, y eso si tienes trabajo, mientras que otros se enriquecen con tu esfuerzo y igual que las hormigas, las cosas son de una determinada manera y no vemos forma de cambiarlo, solo de trabajar y seguir trabajando...
ResponderEliminarDebo subrayar que a pesar de esta vena "proletaria" que me ha salido me ha gustado tu relato.
Saludos
Jesús
Jesús, son solo cincuenta palabras; si no, habría estado bien un símil con la cigarra y la hormiga. Gracias.
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