Entre todos
"¡Eres un idiota!", le gritó uno. "¡Gilipollas!", otro. "¡Danos tu bocadillo!", le amenazaron el martes. "Si no quieres cobrar, nos traerás mañana veinte euros", el miércoles. "¿No estás exagerando? Son bromas entre compañeros". "¡Olvídalos!".
Una cuerda y una viga bastaron para que, con solo trece años, encontrara una libertad usurpada.
Una cuerda y una viga bastaron para que, con solo trece años, encontrara una libertad usurpada.
No es fácil ser niño a veces, como tampoco padre o educador, dirimir la frontera entre la necesaria intervención o el dejar que las cosas sigan su curso por aquello de "ya aprenderá" y "son cosas de críos".
ResponderEliminarEsta vez, José Antonio, te ha salido un relato duro y perfectamente real, en un registro que no te conocía pese a ser tan prolífico.
Un saludo
¡Y tan real, Ángel! Hace unos meses tuve conocimiento de un suceso cerca de donde vivo que sonaba a acoso escolar y que terminó con la muerte-suicidio de un chaval, precisamente de trece años. De ahí nace este relato.
EliminarAgradezco tus siempre acertados comentarios, como este, y siento haberme desviado hacia la dureza de la vida, pero te prometo volver a otras sendas más apacibles. ;)
Un saludo cordial para ti.
Hace poco lei que el suicidio era la primera causa de muerte en la primera adoslescencia. Terrible.
EliminarTerrible y triste, muy triste, que nadie quiera poner pie en pared para resolver este problema social tan grave en el que, creo, todo el mundo tiene algo que ver.
EliminarGracias por tu comentario.
Sin duda el acoso escolar es uno de los temas más urgentes que esta sociedad ha de conseguir erradicar. No obstante, ¿no es precisamente esta sociedad actual la causante de tal inexcusable comportamiento entre niños? Es que intento hacer memoria y ni en mi niñez ni en mi adolescencia encuentro casos tan graves como los que en estos tiempos se dan. Y los niños siempre han sido niños... ¿Radicará ahí precisamente el problema? ¿Que no dejamos que sean niños?
ResponderEliminarComo siempre un relato digno de ti, José Antonio.
Un saludo.
Fina
Tras leer tu comentario, que como suele ser habitual creo que nos hace pensar (más incluso y si me apuras que los microrrelatos que comentas), ¿qué puedo decir? ¡Que no te falta razón, Fina! ¡Que es esa sociedad a la que aludes la responsable, en gran parte, de sucesos similares al que he querido reflejar en esas cincuenta palabras! De hecho, el título 'Entre todos' es lo que buscaba, decir que nadie está a salvo de la culpa si no es capaz de atajar un problema tan grave que nos aleja, considero, de lo más básico de ser humanos: el respeto a los demás.
EliminarTe agradezco sinceramente tus palabras.
Un abrazo.
Impresiona el pensar la desesperación y la angustia que tiene que padecer un niño, que le obligue a buscar su "liberación" en una decisión como esta. Enhorabuena, José Antonio, por esta historia tan real, que escarba en el complicado mundo de la angustia infantil y de la ineficacia de la sociedad. Un saludo.
ResponderEliminarReal como la vida misma (ya lo digo más arriba) y en la que como intento transmitir todos tenemos parte de responsabilidad.
EliminarGracias por tu comentario, amiga. Nos seguimos leyendo.
Un saludo.
Se dice que la infancia es la mejor y menos valorada etapa de la vida. Que triste que algunos empiecen a sufrir desde entonces. Y no me vale las excusa típicas "así se espabila" "ya se pasará" "cuando lo solucione saldrá más fuerte"
ResponderEliminarY en este caso el joven no tiene culpa, sus padres y sobre todo los decentes deberían estar al tanto y evitar de raíz estos comportamientos.
Saludos
Jesús
Y en este caso el joven no tiene culpa, sus padres y sobre todo los educadores deberían estar al tanto y evitar de raíz estos comportamientos.
EliminarEsto de la predicción de escritura nos juega malas pasadas.
Mil perdones
¿Qué te puedo decir, Jesús? Pues que no te falta razón, que la etapa infantil requiere de todo el apoyo que se le pueda prestar porque en ella se está fraguando el carácter de la persona. Y si esta es acosada y amenazada, pues podría ser que se produjeran hechos similares a los que he intentado transmitir con mis cincuenta palabras (y que ya te digo que están basadas en hechos reales).
EliminarLos de los 'decentes' por 'docentes', te ha quedado inconscientemente muy bien. ¡Deberían haber más 'docentes decentes'!
Un saludo y gracias por tu comentario.