Vergüenza original
Su cuerpo desnudo, hermoso, con músculos bien definidos... No entiendo por qué se cubrió enseguida, ocultando su voluble apéndice que tanto me hacía disfrutar.
Yo, en cambio, sí tenía motivos para avergonzarme. La pérfida serpiente, mientras mordía el sabroso fruto, me susurró al oído: "Cuidado, no comas mucho, estás engordando".
Yo, en cambio, sí tenía motivos para avergonzarme. La pérfida serpiente, mientras mordía el sabroso fruto, me susurró al oído: "Cuidado, no comas mucho, estás engordando".
Bravo!
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias!! Un abrazo.
EliminarQuizá el miedo que sienten las mujeres por su físico también venga del pecado original. Hay que reivindicar menos preocupaciones por los michelines, las cartucheras, la piel de naranja y la barriguita cervecera, que como veis en el relato no es otra cosa que el malmeter del maligno.
ResponderEliminarMe gustó tu relato.
Saludos
Jesús
Gracias, Jesús, por tu certero análisis. Si es que cuando el maligno malmete...
EliminarBrillante. Ya desde el paraíso lo importante era el físico para conquistar al varón. Y luego hablan de machismo.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Joaquín (Jerónimo) por tus elogios. Piensa que tanto "manzana" como "serpiente" son palabras femeninas, por qué será.
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