Alopecia precoz
Se empezó a preocupar; veía su frente muy despejada y el flequillo apenas lo disimulaba. La coronilla eran cuatro pelos, las cejas estaban despobladas y no tenía ni barba.
Con el anhelo de crecer a un mayor ritmo, dejó de mirarse al espejo y continuó jugando con su peluche preferido.
Con el anhelo de crecer a un mayor ritmo, dejó de mirarse al espejo y continuó jugando con su peluche preferido.
Un niño realmente precoz, preocupado antes de tiempo por un problema que vendrá, aunque para que se le caiga el pelo primero le tendrá que salir. Dicen que la infancia es un tiempo feliz, pero resulta que viene marcada por las carencias premonitorias. Mejor que se dedique a jugar con su peluche, que el tiempo pasa volando.
ResponderEliminarAbrazos, Marca
Esa es la cuestión, Ángel. Preocuparse por lo que no!!!
EliminarGracias por tu comentario!!!
Abrazos!!