Ciegamente
—Todavía no entiendo cómo puedes quererme sin verme.
—No lo necesito. Mira —lo llevó a la sombra—, no me enamoré de tu sonrisa, me enamoré de tu voz. No me enamoré de tu cuerpo, me enamoré de tu alma. No puedo verte, ahora tú tampoco a mí. ¿Me sigues queriendo?
—No lo necesito. Mira —lo llevó a la sombra—, no me enamoré de tu sonrisa, me enamoré de tu voz. No me enamoré de tu cuerpo, me enamoré de tu alma. No puedo verte, ahora tú tampoco a mí. ¿Me sigues queriendo?
¡Precioso!
ResponderEliminarFina
Gracias;)
EliminarMe ha encantado. ¡Enhorabuena, Saioa! Saludos
ResponderEliminarMe alegra que guste, gracias;)
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