Crisis
Acudí a aquella gitana vieja para que me predijera el futuro. Frotó suavemente la bola de cristal, agitó las hojas de té en el fondo de una taza y barajó sus cartas. Nada, no encontraba nada. Desorientado, pensé en nuestros años juntos. Pagué, volví a casa y te besé largamente.
Me gusta, Soledad. Tiene alma.
ResponderEliminarSaludos.
Muchas gracias, Enrique. ¿No nos vemos en la pobreza?
ResponderEliminarJajaja, cómo suena eso. Por mi parte creo que no. Me atrae bastante el tema pero no tengo tiempo para lo que viene luego. Sí que haré alguna visita, por supuesto.
ResponderEliminarSaludos.