El Gordo y el Flaco
Por más que sus cuerpos fueran totalmente opuestos, podías confundirlos fácilmente. Ocurría sobre todo al verlos venir caminando bajo la luz mortecina del crepúsculo o el alba. Aunque también en plena claridad; a veces, después de haber tomado demasiadas cervezas con ellos; pero otras, lo juro, sin haberlas probado siquiera.
Al final va a ser cierto eso de que nos parecemos a lo que tenemos más cerca.
ResponderEliminarUn saludo, Enrique
Yo pienso que hay algo de cierto en ello, aunque de lo que sí estoy convencido es de que en el fondo no somos tan diferentes como algunos se empeñan en afirmar.
ResponderEliminarUn saludo, Ángel, y gracias por tu comentario.
No podría estar más de acuerdo con la moraleja. Enhorabuena por plasmarla en una historia tan visual.
ResponderEliminarSaludos.
Fina
Muchas gracias, Fina. Me alegro de que coincidamos.
ResponderEliminarSaludos.
Me ha gustado la imagen de los dos cuerpos . Están tan interiorizados que se reconocen bajo cualquier prisma.
ResponderEliminarEnhorabuena Enrique.
Muchas gracias, Mª Jesús. En efecto, esa era mi intención: transmitir la idea de manera que lo de gordo y falco apenas fuera una circunstancia.
ResponderEliminarSaludos.