Sed de viejo
Marcial quería todo: acariciar su cuerpo sin miedo, besar sus labios a boca abierta, tocarle con cariño pero sin pudor, sentir sus formas hasta el último pliegue. Marcial había envejecido pero también quería apaciguar su sed de piel. Sin embargo, le faltaba amor para lubricar esa corporalidad y hacerla duradera.
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