Suele pasar
Siempre fue él, y el destino lo trajo (creo). Me pidió los ojos y me los arranqué. Ya ciega, quiso mi piel y se la di. Después, el corazón y no me negué. "Nada te daré", avisó. "Nada quiero", contesté. Hoy me ofrece su llanto. Yo me hago la sorda.
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