Sueño celestial
Los ángeles no existen... Me lo repito cada noche antes de dejar la cruz fosforescente sobre el alféizar. Son tan curiosos que siempre aparece alguno para mirarla de cerca y, entonces, les sorprendo subiendo la persiana y arrancándoles un puñado de plumas. Ya me falta poco para llenar el almohadón.
Y yo cada vez que me acerco curioso a tus relatos, arrancas mi admiración.
ResponderEliminarFelices sueños mañica :)
Radon
A mi la admiración me la arrancan unos ángeles pequeñitos y lunáticos que me acompañan por el borde de mis locuras.
ResponderEliminarUn abrazo, Tin.
¡Qué bonito, Patricia! Mira esta noche si tienen sexo. Feliz noche.
ResponderEliminarAy, Sole, que nos van a excomulgar...
EliminarNi poesía ni nada, a lo práctico, a desplumar a los seres alados de ambigua sexualidad para rellenar la almohada. También se podría hacer algo parecido con la lana de las ovejitas en el insomnio
ResponderEliminarAhora que lo piensa ¡yo también soy Ángel! ¡Miedo, miedo!
Un relato tan simpático y ocurrente como su autora.
Un abrazo
Ángel, Ángel... Tus plumas solo pueden ser estilográficas, para rellenar historias inolvidables como solamente tú sabes.
EliminarAsí que cuida tu plumaje, que hay mucha pelandusca asomada a la ventana.
Besotes, que me llama la guardia vaticana y no sé qué me dicen de una mazmorra.
No sé, Patricia, pero a mí me da que a esos ángeles les gusta demasiado jugar al desplume. ¿Has probado a no poner la cruz?
ResponderEliminarCelestial, desde luego, tu pluma.
Saludos
Es que soy un poco bastante miope y yo creo que son ángeles, pero... A ver si van a ser pollos tomateros... Esta noche meto a uno en la cazuela y ya os contaré.
ResponderEliminarGracias por comentar Enrique.